Para atender la salud sexual y salud reproductiva de las juventudes indígenas y afromexicanas –entre quienes hay una alta tasa de embarazos no planeados e infecciones de transmisión sexual (ITS)–, el Estado mexicano opera programas sin calidad, confidencialidad y cercanía con esta población, además de ignorar los conocimientos tradicionales y no brindar información en lenguas indígenas.
Lo anterior se traduce en incumplimiento del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (realizada en El Cairo, Egipto, en 1994), y deriva en que en esas comunidades las y los jóvenes deban recorrer largas distancias para acceder a servicios de salud, sean maltratados por el personal sanitario, carezcan de información y herramientas para prevenir embarazos tempranos, y en que personas con VIH desconozcan su condición.
¿Quienes realizan estos reclamos?
La Red de Juventudes Indígenas y Afromexicanas en Conexión (Jinaco) –conformada por jóvenes de las etnias mixteca, náhuatl, tojolabal, nahua, purépecha, chontal, zapoteca, tzotzil, afromexicana, mixe, maya, ñöñho, tzotzil-tzeltal y mazateca– presentó el informe alterno “Juventudes indígenas y afromexicanas hacia la agenda de desarrollo post 2015”, en el Centro Cultural de España en esta capital.
En el informe se expone que a 20 años de la aprobación del Plan de Acción, si bien se dieron avances significativos en algunos países de América Latina y el resto del mundo, la población de mujeres, jóvenes indígenas y afrodescendientes han tenido serias limitantes para alcanzar los objetivos planteados.
Durante la presentación del informe, Samantha Mino García, del Programa de Salud Sexual y Reproductiva de las y los Jóvenes de Salud Integral para la Mujer (Sipam) –organización civil que colaboró con Jinaco en la elaboración del informe–, explicó que la exclusión y discriminación que enfrentan las comunidades indígenas afecta en mayor medida a las mujeres.
Expuso que actualmente el mayor grado de estudio de las jóvenes sigue siendo la secundaria y que el número de matrimonios y uniones se incrementa luego de la graduación de estos niveles. Eso “nos demuestra que se sigue considerando que las mujeres no deben estudiar y que su lugar está en la casa”, acotó.
Puso como ejemplo la falta de acceso de las juventudes indígenas y afromexicanas a la educación y la tecnología, al exponer que para la elaboración del reporte se obtuvo información vía transparencia, pero que para dar seguimiento a las solicitudes muchas jóvenes se veían obligadas a trasladarse a otras comunidades o pagar por acceso a internet, pues en los lugares donde viven no existen estos recursos.
Lourdes Pérez Enríquez, joven indígena de la etnia tzotzil-tzeltal e integrante de Jinaco, dijo que los principales problemas vinculados a la salud sexual se relacionan con la falta de información en sexualidad y el poco acceso a servicios de salud, lo que se agrava con el poco entendimiento de las y los tomadores de decisión sobre la realidad de las poblaciones indígenas y afromexicanas.
“Los programas que genera el Estado no toman en cuenta la diversidad cultural y están pensados para realizarse en ámbitos urbanos y no en contextos indígenas y afromexicanos. Los conocimientos indígenas sobre el cuerpo y la salud quedan subyugados frente a la visión de la salud occidental”, se advierte en el informe.
Con testimonios e historias de vida, las y los integrantes de Jinaco pudieron detectar que en muchas comunidades hay desconocimiento sobre el VIH y Sida, en algunos casos debido a que la información a la población no se da en lenguas indígenas o en un lenguaje comprensible para la población.
A lo que se suma que el servicio itinerante de los Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención en Sida puede ser una limitante para el acceso a medicamentos antirretrovirales entre estas juventudes.
Además en las comunidades más alejadas, aunque existen casas de salud, en muchas ocasiones no se cuenta con personal las 24 horas, y en algunos casos este personal acude una vez a la semana o al mes, tales como médicas, médicos o enfermeras.
Jinaco emitió recomendaciones al Estado mexicano para que garantice el desarrollo de la población indígena y afromexicana, tales como generar materiales de difusión de los derechos sexuales y reproductivos de acuerdo con el contexto y lengua materna de estas juventudes; incorporar la educación integral con un enfoque intercultural, y generar mecanismos de participación efectiva para que las personas jóvenes participen en la elaboración de políticas públicas y programas al respecto.
Fuente: ACSUN, Lic. Javier Dìaz, expresszacatecas
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