miércoles, 28 de agosto de 2019

Marcha sobre Washington, 56 años después el discurso de MLK dio luz a una esperanza.


Por el trabajo y la libertad», manifestación histórica que abrió un nuevo horizonte para los afroamericanos en Estados Unidos, la comunidad afrodescendiente de Estados Unidos 

"Tengo un sueño: que, un día, esta nación se levante y viva el verdadero significado de su credo por el resto de sus días. Proclamamos estas verdades como evidentes: todos los hombres nacen iguales" exclamó Martin Luther King aquel 28 de agosto de 1963.

"Tengo un sueño -insistió-: que, un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de antiguos esclavos y los hijos de antiguos propietarios de esclavos sean capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad; (...) que, un día, incluso el Estado de Mississipi, un Estado sofocado por la injusticia y por el calor de la opresión, se transforme en un oasis de libertad y de justicia", prosiguió.


El asesinato de King casi cinco años después, a la edad de 39 años, no frenaría el avance imparable de su legado. Él y otros líderes de la época izaron la bandera de la justicia social, decantándose por la vía pacífica para hacer frente a las leyes que segregaban a blancos y negros en autobuses, escuelas, cafeterías y la práctica totalidad de lugares públicos.


56 años después, podemos reflexionar que las conquistan se alcanzan con la gente en las calles, saliendo a luchar por sus derechos






Unas 250 mil personas de diversos credos convocadas por la libertad y los derechos civiles, contra la segregación racial. Reclamos que luego conquistaron nuevas leyes. Miles de voces cantan junto a Joan Baez “We Shall Overcome” (“Venceremos”). 

No solo fue la palabra del Reberendo King, la inspiradora en ese 28 de agosto de 1963



Frente al monumento a Abraham Lincoln, los oradores Roy Wilkins, de la Asociación para el Progreso de las Personas de Color, y el actor Burt Lancaster. El líder Martin Luther King Jr., quien en ese marco pronunciaría su histórico discurso “I Have A Dream” (“Yo tengo un sueño”), encabeza la comitiva que se reúne con el presidente John Fitzgerald Kennedy


Nota: en la foto James baldwin, Burt Lancaster, Charlton heston, Marlon Brando y Harry Belafonte 



Cuando a Martin Luther King le tocó subir al podio del Monumento a Lincoln , la muchedumbre se empezaba a dispersar. Eran casi las cuatro de la tarde. Los primeros trenes cargados de manifestantes habían llegado a Washington a las ocho de la mañana y muchos emprendían la vuelta. La Cruz Roja distribuía cubitos de hielo y llevaba horas atendiendo desmayos de calor. El reverendo era el último de diez oradores tras horas de caminata y actuaciones musicales ante más de 200.000 personas.

King no era el líder de la marcha, sino A. Philip Randolph, un sindicalista que intentaba organizar la protesta desde 1941 y que hizo un discurso denso y duro, como la mayoría de los oradores. El de King también arrancaba con un tono amargo: "El negro vive en una isla solitaria de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material", decía al poco de empezar. Pero a la mitad del discurso, con ganas de animar a la multitud agotada y acalorada, King soltó los papeles y terminó con la declaración más optimista del día. 

¿Quien fue la inspiradora de unos de los mejores del discurso de la historia?

Una cantante de gospel, Mahalia Jackson, le sugirió: "Háblales del sueño, Martin". Él había utilizado 'el sueño' en varios discursos desde 1961. Y así empezó a improvisar: "Aunque afrontemos las dificultades de hoy y de mañana, todavía tengo un sueño. Yo tengo un sueño de que este país se levantara un día y vivirá el significado auténtico de su credo: 'Afirmamos estas verdades evidentes, que todos los hombres son creados iguales".

Los espectadores aplaudieron con fuerza y el mensaje caló. "Pasará mucho tiempo hasta que Washington olvide la voz melódica y melancólica del reverendo Martin Luther King Jr. gritando sus sueños a la multitud", decía el análisis de The New York Times al día siguiente. 

Aun así, en la crónica principal del diario el nombre de King no aparecía hasta el decimonoveno párrafo. "El discurso no se hizo tan famoso hasta después de su asesinato. Entonces se popularizó porque era optimista y ayudaba a superar la tristeza. Él mismo había adoptado antes de su muerte un tono más duro", explica a ELMUNDO.es William Jones, autor de "The March on Washington", publicado en 2013, cuando se cumplia el 50 aniversario. "Nos gusta recordar a King de la manera más feliz", dice también a este diario David Garrow, historiador y biógrafo del reverendo activista. Antes de su asesinato, King repitió que su sueño se había convertido "en una pesadilla".

Efecto de la marcha sobre la legislación durante el gobierno de Lyndon Jhonson.
Jones subraya que I have a dream fue el discurso menos representativo de la manifestación, cuyo lema era For Jobs and Freedom.
El autor insiste en la importancia de los contenidos de la marcha que King obvió y que influyeron en la legislación de Lyndon Johnson entre 1964 y 1968. El presidente hizo caso de las demandas laborales y, por ejemplo, obligó a los contratistas oficiales a aplicar la discriminación positiva. «Es cierto que sin el asesinato de Kennedy la legislación de derechos civiles tal vez no se hubiera aprobado tan pronto, pero la que consiguió Johnson iba mucho más allá y reflejó algunas de las demandas de la marcha», asegura.

Una de las consecuencias que se suelen olvidar de la marcha es, además, el aumento de afroamericanas en el movimiento feminista. Las mujeres negras habían tenido un papel muy activo desde los años 30 en la lucha por los derechos civiles, pero los líderes de la marcha apenas las dejaron hablar. Marginaron hasta a Rosa Parks. "Ese momento supuso una ruptura para muchas mujeres negras que decidieron poner su compromiso con la causa de la igualdad entre hombres y mujeres por encima de su alianza con el movimiento de derechos civiles. Muchas empezaron a denunciar el sexismo", explica Jones.

Algunos de los eslóganes de la marcha pacífica siguen siendo actuales. "Potencialmente, son muy relevantes hoy. En especial la agenda de justicia económica", dice el historiador Garrow, que lleva 25 años escribiendo sobre la experiencia de los afroamericanos. La discriminación legal es historia, pero no sus consecuencias. Los negros aún son más pobres, viven en barrios más inseguros, acaban más a menudo en la cárcel y mueren antes que los blancos.






Fuente: ACSUN, Lic. Javier Díaz, Elmundo.

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