Convocado por: Asociación Civil OBSUR y Facultad de Derecho de UdelaR Apoya: Red Iberoamericana de Estudios del Desarrollo (RIED)
Convocado por: Asociación Civil OBSUR y Facultad de Derecho de UdelaR Apoya: Red Iberoamericana de Estudios del Desarrollo (RIED)
Apertura
Alejandra Scafati – Uruguay Socióloga, secretaría OBSUR
Nelson Villarreal Durán Uruguay – marco de la propuesta y ejes de abordaje filósofo, cientísta político, militante de DDHH IHII/FD/UdelaR / RIED (10 m)
Exposiciones:
1. Shirley Campbell Barr – Costa Rica/Panamá / Antropóloga/poeta
2. Jeaneth Yépez– Ecuador / Antropóloga social
3. Renee Hanna Hattar – Jordania Doctora en Ciencias Sociales – Instituto para los estudios Interreligiosos
4. Pablo Bonavia – Uruguay / Teólogo
Comentarista:
1. Nicolas Guigou – Uruguay / Antropólogo
3. Solange Do Carmo – Brasil /Teóloga PUC
4. René Orellana Halkyer – Bolivia (6/8m) / Sociólogo
Objetivo: Generar un intercambio que aporte una “hoja de ruta” respecto al estado de la pandemia y que tendencias se visualizan, desde las disciplinas y prácticas que trabajamos, tomando en cuenta la relación local, regional y global.
Fundamentación de la actividad
Los tiempos actuales han desencadenado muchas perspectivas y amplificado dimensiones invisibilizadas, pero también se han invisibilizado otras en lo que se jerarquiza como urgencias. Si lo sanitario, social, económico y político son un tema de impactos variados, parecería que las consecuencias psicosociales, los aspectos subjetivos, espirituales y existenciales emergen con gran fuerza a partir de todo lo que impacta la incertidumbre de lo que estamos viviendo.
Este es un momento privilegiado para instalar dinámicas reflexivas y de análisis que nos saquen de las posiciones o visiones cíclopes y dar pasos en visiones integrales que den cuenta de la complejidad en la que nos encontramos.
Desde diversas disciplinas nos interrogamos y planteamos la necesidad de instalar el ejercicio reflexivo y analítico para generar conciencia crítica de lo que estamos viviendo con una mirada global, regional y local. Tanto desde la importancia de la “historia de las ideas” como de los procesos de “sistemas de desarrollo integral y sustentable”, como desde los compromisos humanistas y derechos de todas las personas, pueblos y naturaleza en la casa común que nos vincula.
No solo estamos desafiados al análisis de cómo se perciben las contradicciones, el ser de los hechos y el deber ser a partir de los escenarios que se abren; también el desafío cultural y existencial que implica la relatividad de la vida, ya no solo ligada a las múltiples vulnerabilidades, exclusiones y pobrezas que existían, sino a la idea misma de bienestar y recursos. Por otra parte, la tendencia al encierro, el distanciamiento físico y la seguridad de la vida hace perder la perspectiva que el verdadero dilema de la existencia humana no es cómo no morimos, sino de qué forma ejercemos la libertad y ello no solo desde la singularidad, sino desde el ser social. Los sistemas de producción y distribución, de protección social, de gestión de los espacios públicos como del conocimiento, el ser parte de la naturaleza y de tradiciones culturales y religiosas. A la vez hay realidades muy disímiles.
Estamos ante una reestructura del capitalismo global, de los sistemas de control social, de gestión de la convivencia y de los sistemas políticos. Es una trasformación de paradigmas.
Una de las interrogantes que están planteadas en esta cuasi detención del planeta, refiere a cómo será el día después (“nueva normalidad”) y qué cambios posibles provocará esta pandemia del siglo XXI en la humanidad. No sabemos totalmente “cuál es la realidad”, lo que sí ya se pueden visualizar tendencias que instalan lo que podrían ser escenarios de distopías, es decir, que todas las decisiones que se están tomando hoy, que son de control para poder enfrentar la pandemia, refuerzan todos los mecanismos que son desmovilizadores, por más que el aspecto virtual de las redes nos hacen creer que estamos participando como en la caverna de Platón. Por tanto deberíamos tener en cuenta que si estos escenarios se terminan consolidando tendremos en la inmediatez fenómenos autoritarios de distinto nivel, mediatizados por las estructuras democráticas formales. A la vez, en esta cuestión dialéctica de los procesos históricos está emergiendo un conjunto de prácticas y análisis que se resisten a la unidimensionalidad, se resisten a un mundo que transite hacia la desigualdad estructural ya consolidada, hacia las formas más trágicas de dominación que quizás el propio miedo generado por la dinámica de la lucha contra el coronavirus, lo habilite de forma más concreta.
El dilema de cómo nos hacemos libre remite al ejercicio de la ética y la política, como del sentido de la existencia. Cómo trastocar tendencias para crear futuro. El cómo se distribuyen los recursos que se generan en las sociedades, países y regiones, como en lo global nos enfrenta a la economía política que existe y la que debería existir. Cómo juegan el “pesimismo determinista” o el “principio esperanza” en la construcción de los imaginarios de la incertidumbre y del mundo que emergerá.
En la historia tras toda pandemia hubo grandes cambios y hoy la humanidad debería aprovecharse de las capacidades adquiridas para amortiguar y minimizar los impactos negativos y disponerse a gestionar y transitar la incertidumbre con una perspectiva que permita una acumulación para la humanidad y el planeta.
A la vez la capacidad humana de la autonomía crítica, a favor de una convivencia que le permita a la humanidad transformar sus estructurase a favor de todos los pueblos, va a mantener, si se quiere, una contradicción relativa a ejes tales como: el cambio climático, el tema del rol de las tecnologías, la condición de la subsistencia y ahí entra el tema de las rentas básicas o los mínimos sociales, el reenfocar el desarrollo en función de los derechos económicos, sociales y culturales y ambientales. Cómo recuperar espacios públicos democratizadores y críticos como plantea la filósofa Hannah Arendt. Los escenarios que se ven hacia el futuro aún son tan contradictorios. Las decisiones que se están tomando en lo explícito tienden al cuidado, al cómo nos protegemos y en cómo nos hacemos cargo solidariamente. Sin embargo, hay otras que son implícitas que tienden a reforzar el control, el autoritarismo, el disciplinamiento, la no empatía y el aislamiento. Habrá que ver en esa contradicción de tendencias qué mundo se va a instalar y qué aporte podemos hacer desde lo académico, el pensamiento y los compromisos en red.
El dilema civilizatorio en el que nos encontramos desencadena reacciones que liberan muchos demonios que pareciera deberían haberse superado y la reivindicación del pasado pasa a compensar inseguridades presentes, A la vez la dinámica de las contradicciones sociales, culturales, políticas y económicas reclaman de miradas y visiones abiertas al futuro, a cultivar el «principio esperanza», «el sentido de lo espiritual». «la mirada desde los olvidados de la tierra», el muticulturalismo, el encuentro interreligioso. Las sinergias entre lo religioso y secular por un humanismo tolerante.
Solo a modo de provocar les tiro ideas sueltas que iré ajustando con ustedes y que les permita aportar desde su perfil filosófico, teológico y desde la multiculturalidad, las migraciones y religiones.
Las exclusiones y marginalidades, ya existentes previo a la pandemia, se amplifican de diversas formas y se nos generan interrogantes fuertes sobre cómo la humanidad se ha venido viviendo y jerarquizando la construcción de la convivencia entre pueblos, grupos sociales, continentes, formas de desarrollar las sociedades, las economías, las culturas, el ambiente, como las relaciones de género, las religiones, las cuestiones étnico/raciales .
Cambian las relaciones subjetivas respecto a qué se asume y cómo se visualiza la objetividad del bienestar y los descartados, de quienes están incluidos o no, los reconocimientos y rechazos. La mirada desde los poderosos y desde los excluidos.
Directa o indirectamente se apela a las dimensiones culturales, las subjetividades y espiritualidades para fortalecer el statu quo o para fomentar el apropiarse de las vivencias que nos humanizan o deshumanizan. Qué está se puede analizar sobre estas dimensiones en el marco de la pandemia y lo que podrá venir luego.
¿Qué rol juegan y aportan las culturas dominantes y en resistencia en la pandemia?
¿Qué aportan las tradiciones espirituales para asumir el desafío de la incertidumbre?
¿Qué subjetividades se construyen y deconstruyen en cuanto al reconocimiento, visibilización o invisibilización de culturas, pueblos, género, lo étnico/racial, la diversidad y las clases sociales?
¿Qué sujetos se constituyen en los procesos actuales y desde dónde construyen emancipación?
¿Qué relación hay entre culturas, espiritualidades y subjetividades con las institucionalidades sociales, políticas, territoriales y estatales?
¿Qué fenómenos se están produciendo entre lo local, regional y global a partir de las culturas, espiritualidades y subjetividades?
Por esto y mucho más vale la pena hacer un «Diálogo Global» sobre:
«Culturas, espiritualidades y subjetividades en tiempos de pandemia y después»
Fuente: ACSUN, Obsur.
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