lunes, 2 de septiembre de 2024

¿Cómo podemos incorporar nuestras prácticas ancestrales sin olvidar todo lo que ya se ha logrado en salud pública?”

La Dra. Palmer atiende a una paciente en su consultorio de la clínica de La Palma. © UNFPA Costa Rica / Gabriela RodríguezEn la imagen: la Dra. Siannie Palmer, atendiendo a una usaria de una servicio de salud Fuente: UNFPA Costa Rica / Gabriela Rodríguez

“¿Cómo podemos incorporar nuestras prácticas ancestrales sin olvidar todo lo que ya se ha logrado en salud pública?”

Es una pregunta que la partera y enfermera obstétrica afrodescendiente Siannie Palmer se ha hecho a lo largo de sus décadas de lucha para mejorar y ampliar el acceso a servicios de salud materna de calidad y culturalmente sensibles en favor de las futuras madres de Costa Rica, y así salvar las vidas de las mujeres.

Palmer ha pasado los últimos siete años en La Palma, Sixaola, apoyando a mujeres embarazadas indígenas y afrodescendientes, que pueden ser especialmente vulnerables a muertes maternas trágicas y evitables. Las investigaciones muestran que las mujeres indígenas de Costa Rica tienen menos probabilidades de beneficiarse de la atención prenatal y el apoyo especializado en el parto, mientras que las mujeres y niñas afrodescendientes de todo el continente americano enfrentan mayores riesgos de mortalidad materna debido al maltrato racista en los sistemas de salud.


En el Día Internacional de los Afrodescendientes, la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem, ha dicho: “Hoy celebramos los encomiables avances que el mundo ha logrado para desmantelar el racismo y la injusticia, y cerrar las brechas en materia de equidad, salud y oportunidades. Sin embargo, nuestra labor está lejos de haber terminado”.


“Debemos aprovechar los avances logrados y apuntar cada vez más alto para poner fin al racismo en todas sus formas. Empecemos hoy mismo”.

Respetando las culturas, brindando atención de salud

El interés de Palmer por la salud de las mujeres surgió a temprana edad. Cuando era niña y vivía en Puerto Viejo, un pequeño pueblo costero en la costa caribeña de Costa Rica, solía ver a su madre, también partera, usar plantas medicinales para tratar a las personas. “La vi traer a muchas (criaturas) a este mundo”, dijo.

Ella, que ahora es partera y enfermera obstétrica, trabaja con mujeres afrodescendientes e indígenas en Sixaola para incorporar sus prácticas culturales en el embarazo y el parto y ampliarles el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.


La Dra. Palmer habla con una miembro del personal del UNFPA en la entrada de la clínica donde trabaja en La Palma. Allí visita una vez al mes a mujeres de comunidades indígenas desatendidas. © UNFPA Costa Rica / Gabriela Rodríguez

“Implementamos una propuesta de atención que removió barreras e hizo accesible, cálida y culturalmente pertinente la atención en salud sexual y reproductiva para un grupo de mujeres que se encontraba en situación de vulnerabilidad y había sido excluido”, explica al UNFPA.

Algunos días, esto significa hacer visitas domiciliarias; otros, significa colaborar con los líderes locales para generar conciencia sobre los problemas de salud en la comunidad. Un ejemplo de esta práctica se produjo en 2016, en respuesta a un aumento de la mortalidad infantil en la zona.

En ese momento, “se capacitó a los líderes comunitarios sobre la importancia de la vacunación y los signos de advertencia de infecciones transmitidas por mosquitos, como el dengue y el zika”, explica al UNFPA. “Esta estrategia resultó mucho más eficaz que otras”.

Sus esfuerzos dirigidos a eliminar los obstáculos a la atención de salud materna de calidad se han reflejado a nivel nacional, con políticas de salud que han dado lugar a leyes que garantizan el derecho a la atención prenatal y amplían el acceso a la salud para las comunidades. Estas iniciativas han dado resultados significativos: la tasa de mortalidad materna del país se ha reducido casi un 60% entre 2000 y 2020.

“Me alegra que nuestro país esté cerca de lograr este objetivo, no ha sido fácil”, afirma Palmer. “Mi función ha sido realizar trabajo de base con y para las mujeres en distintos ámbitos (entre ellos, la sala de maternidad de un hospital regional), y facilitar el acceso a la atención a grupos vulnerables”.

Apoyo de UNFPA en Costa Rica a la atención de salud para mujeres indígenas y migrantes.

En Costa Rica, el UNFPA también apoya iniciativas regionales de atención de salud para mujeres indígenas y migrantes que no tienen acceso a esos servicios. Por ejemplo, la Sra. Palmer llevó atención de la salud sexual y reproductiva a la comunidad de la pequeña ciudad de La Palma, que incluía información y métodos de planificación familiar, detección temprana del cáncer y atención prenatal y posparto.

La Dra. Palmer atiende a una paciente en su consultorio de la clínica de La Palma. © UNFPA Costa Rica / Gabriela Rodríguez
Alianzas para avanzar

En el marco del Decenio Internacional para los Afrodescendientes, declarado por las Naciones Unidas en 2015, Costa Rica ha puesto en marcha una política nacional para construir una sociedad libre de discriminación. Mientras tanto, a nivel local, proveedores como la Sra. Palmer han avanzado hacia la equidad mediante la creación de sistemas de atención de la salud más sensibles a las diferencias culturales.

“La discriminación racial puede darse de muchas maneras, y la discriminación por razones de género siempre está presente. Eso explica por qué, en un país con leyes que protegen a las mujeres embarazadas, [algunas] deciden no buscar consulta [médica], o por qué las mujeres indígenas y afrodescendientes reciben un trato desigual”, profundiza. “Tener esto en cuenta permite identificar barreras de atención y generar un trato digno y respetuoso.

El Dr. Kanem ha expresado: “Nuestra solidaridad puede hacer que la próxima década sea una en la que acabemos con el racismo para siempre y logremos un mundo de inclusión y justicia para todas las personas de ascendencia africana”.

Fuente: ACSUN, unfpa

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