Juicio por "bullying" racista: «Acorralaban a mi hija y se metían con su físico y color de piel»
Unos padres reclaman a la Comunidad 22.000 euros por no frenar el acoso escolar a su hija
Cuando C. tenía 10 años, su mundo cambió. Al menos en el colegio, según denuncian sus padres. Sus compañeros de clase comenzaron a atacarla y a meterse con ella, solo por un motivo que no tiene explicación posible: su color de piel. La adolescente es afrodescendiente y, defienden, sufrió acoso racista durante diez meses en el colegio Cardenal Herrera Oria, un centro público situado en el distrito de Fuencarral-El Pardo.
"La aislaban socialmente, la acorralaban en los patios.Se metían con su físico, con su olor y también con su color de piel", explicó Petra, su madre, a las puertas del juzgado.
Ella y su esposo han llevado a juicio a la Comunidad de Madrid y reclaman una indemnización de 22.000 euros en concepto de responsabilidad patrimonial por no activar los protocolos para evitar casos de acoso escolar.
Califican lo que tuvo que vivir su hija como «“bullying” racista». A la pequeña llegaron a tirarle «balones al estómago» durante las clases de Educación Física, según contaron los padres. «Nadie la quería», dijo Petra. La vista oral, que se prolongó durante cinco horas, se celebró este martes en el Juzgado 34 de lo Contencioso-Administrativo por decisión de la juez, al tratarse de un caso que afecta a una menor de edad.
La familia pidió en su momento la apertura de un protocolo de acoso. A los pocos días se desestimó y se calificó el caso como «un conflicto leve». Las actitudes contra su hija se sucedieron hasta que los autorizaron a cambiarla de colegio. La pequeña, aunque se está recuperando, continúa con secuelas psicológicas.
«Sufrió “bullying” de carácter racista. Le tiraban balones al estómago durante gimnasia y nadie la quería»
Desde la Consejería de Educación indicaron que la Unidad contra el Acoso escolar estudió el caso en el centro durante el curso 2016-2017 y no lo consideró como «el prototipo de un caso de acoso», informa Efe.
La familia pidió en su momento la apertura de un protocolo de acoso. A los pocos días se desestimó y se calificó el caso como «un conflicto leve». Las actitudes contra su hija se sucedieron hasta que los autorizaron a cambiarla de colegio. La pequeña, aunque se está recuperando, continúa con secuelas psicológicas.
«Sufrió “bullying” de carácter racista. Le tiraban balones al estómago durante gimnasia y nadie la quería»
Desde la Consejería de Educación indicaron que la Unidad contra el Acoso escolar estudió el caso en el centro durante el curso 2016-2017 y no lo consideró como «el prototipo de un caso de acoso», informa Efe.
«Convivencia conflictiva»
En el juicio declararon ocho testigos, entre ellos la directora del centro cuando sucedieron los hechos y la actual, así como tres peritos. Una de ellos es pediatra del sistema público y habría respaldado la versión de los padres. También se escucharon diversas grabaciones de menores implicados. «Han reconocido una convivencia escolar conflictiva y esporádica, pero no acoso. Dijeron que habían hecho todo lo posible, pero eso no basta», dijo Pedro Manuel González, abogado de los progenitores, sobre las declaraciones de las responsables educativas.
Los padres de C. han lanzado una campaña en redes sociales llamada #suspensoalRACISMO, para visibilizar el acoso con tinte xenófobo en las aulas: «Queremos trabajar para que los demás padres que tengan una situación igual se quejen y puedan cambiar a sus hijos de colegio».
Fuente: ACSUN, Lic. Javier Díaz, Lasexta.Rtve.
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