miércoles, 13 de noviembre de 2024

Reunión de alto nivel para dar clausura al Decenio Internacional de las Personas Afrodescendientes. (Parte I)

 




Como es nuestra tradición, les dejamos de primera mano lo que sucede desde el inicio del Decenio hasta la clausura el pasado 8 de noviembre de 2024.

En esta oportunidad, el discurso del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk


Nota en en la imagen, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk. Fuente: unnews


Excelencias, colegas, amigos y amigas,

Hace diez años, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Decenio Internacional de los Afrodescendientes, el mundo se aglutinó alrededor de un objetivo claro: fomentar la realización de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de los afrodescendientes, en todos los lugares del planeta.

Por todo el mundo, muchas personas demandaban acabar con los legados negativos e insidiosos de siglos de esclavitud, colonialismo y otros sistemas de opresión, los cuales han supuesto una carga que los afrodescendientes han tenido que soportar durante demasiado tiempo.

La reunión de hoy supone una oportunidad para que reflexionemos sobre lo que hemos conseguido, y sobre en qué aspectos no hemos cumplido con las expectativas. Y lo que es más importante, una oportunidad para identificar qué seguimos necesitando hacer para facilitar un cambio transformador en las vidas de las personas afrodescendientes.

El Decenio Internacional ha sido testigo de varios avances.

Facilitó que se introdujeran distintas medidas, impulsadas por Estados, organizaciones internacionales y regionales, organismos nacionales de derechos humanos, así como organizaciones no gubernamentales, incluyendo de los propios afrodescendientes.

De hecho, promovió un sentimiento de solidaridad entre las personas, lo que es muy relevante en el mundo actual.

Más de 30 Estados modificaron sus leyes y políticas para combatir la discriminación racial y para hacer frente a los problemas específicos a los que se enfrentan los afrodescendientes, algunos de ellos por primera vez en su historia.

Algunos Estados modificaron sus constituciones para reconocer formalmente a los afrodescendientes como una comunidad propia.

Y otros crearon instituciones para liderar, coordinar o contribuir con las iniciativas para promocionar los derechos humanos de los afrodescendientes.

El Decenio Internacional ayudó a empoderar a líderes jóvenes afrodescendientes en todo el mundo, quienes defienden la justicia racial, la igualdad y los derechos humanos.

Además, este movimiento ha generado un apoyo global por la justicia e igualdad raciales, que se ha visto reflejado en resultados como la creación del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes en 2021.

Supuso asimismo una oportunidad para celebrar la herencia y cultura increíbles que atesoran los afrodescendientes.

Es simplemente imposible de imaginar nuestro mundo sin las contribuciones enormes e innovadoras que ellos han aportado, en ciencia, en desarrollo económico y social, en literatura, en cine, filosofía, y muchos otros campos.

La teoría política, la sociología, el arte y la música, como elementos que componen la propia esencia de los seres humanos, serían irreconocibles sin sus contribuciones.

Y en la actualidad, una nueva generación de afrodescendientes, desde activistas hasta artistas pasando por economistas, continúa dando forma a nuestras sociedades y nuestras culturas, ayudando a construir un futuro más justo y equitativo.

Debemos reconocer, valorar y celebrar estas contribuciones, ya formen parte del pasado o del presente.

A pesar de los avances conseguidos, aún nos queda un largo camino que recorrer hasta llegar a nuestro objetivo.

Nuestras sociedades siguen estando plagadas de obstáculos, sistémicos, históricos y destructivos, que impiden que los afrodescendientes disfruten de sus derechos humanos y libertades fundamentales.

El racismo, la discriminación y la desigualdad siguen estando arraigados en su día a día, en sus acciones más triviales y en las más trascendentales.

Una mujer afrodescendiente a la que se le niega alivio adecuado para el dolor cuando da a luz, un adolescente negro que deja de estudiar de forma prematura, un niño negro que es asesinado por un agente de policía mientras juega con sus amigos.

Los y las afrodescendientes sufren tasas más elevadas de morbilidad, una esperanza de vida menor, además de una mortalidad infantil y materna más elevadas.

Padecen tasas de desempleo más elevadas, ganan salarios inferiores, y ocupan puestos menos cualificados, en comparación con el resto de la población.

No están suficientemente representados en los asuntos públicos y políticos.

De manera global, los y las afrodescendientes padecen la pobreza de forma desproporcionada, las repercusiones del cambio climático y la injusticia climática, los riesgos de los sesgos raciales en las nuevas tecnologías digitales, además de en las interacciones con los organismos encargados de hacer cumplir la ley y con el sistema de justicia penal.

Muchas de estas capas discriminatorias se entrelazan de forma muy dañina, solapándose unas a otras, ahogando a las personas y a comunidades enteras quienes se sitúan en el lugar donde se encuentran estructuras de poder y sistemas de opresión arraigados.

Esto es un hecho inaceptable y deplorable, y debe de cambiar.

Distinguidos delegados y delegadas, amigos y amigas,

La proclamación de un Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes que sea inclusivo es clave para alcanzar este objetivo.

Un Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes ayudaría a mantener el impulso a la vez que seguiría profundizando en los avances conseguidos. Debe de conducir a realizar esfuerzos todavía mayores y a aplicar medidas aún más decisivas para hacer frente tanto a aquellas cuestiones de larga data como a los desafíos actuales en aumento.

Los y las afrodescendientes deben situarse en el centro de todo este proceso. El Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes debe estar configurado a partir de las experiencias vividas, el conocimiento y el saber hacer adquiridos por las personas afrodescendientes. Sus puntos de vista forman parte fundamental a la hora de conformar sus futuros.

Debemos aprender de lo que ha ocurrido en los últimos diez años, para que de ese modo la próxima década propicie una transformación real. Para que, antes de que acabe la próxima década, vivamos en sociedades más equitativas y más justas.

Esto supone emprender medidas de peso para acabar con el racismo sistémico, a través de nuevas políticas, leyes y medidas institucionales.

Significa enfrentarse a injusticias históricas y a sus manifestaciones contemporáneas.

Y supone también hacer frente a los legados de la esclavitud y el colonialismo, además de facilitar una justicia de reparación.

Todo este proceso debe estar basado en la normativa internacional de derechos humanos y debe de incluir disculpas formales, procesos de reivindicación de la verdad, así como reparaciones en distintas formas.

También significa situar la igualdad racial en el centro del desarrollo sostenible. Además de la aprobación de una Declaración rotunda de las Naciones Unidas sobre la promoción, protección, y pleno respeto de los derechos humanos de los y las afrodescendientes.

El cambio real, el cambio transformador, solamente se producirá a través de un liderazgo sólido, una mayor voluntad política y un incremento de los recursos dedicados a esta tarea.

Todo este movimiento comienza aquí, hoy, y es por ello que mi Oficina continuará haciendo todo lo que esté en sus manos para respaldar estos esfuerzos y cualquier otro avance al respecto.

La historia de la humanidad, el pensamiento y la creatividad comienza en África. Toda actividad humana remonta sus raíces a África. Los descendientes que provienen de África traen consigo toda esa historia, a la vez que paralelamente enriquecen nuestras vidas.

Aquellos de nosotros y nosotras que no somos afrodescendientes hemos de reflexionar sobre ese legado y otorgarle el respeto que se merece.

Juntos y juntas, debemos permanecer unidos, a la hora de ofrecer reconocimiento, justicia y desarrollo para los afrodescendientes en donde quiera que estos se encuentren.

Gracias.







Fuente: ACSUN, un

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