Llaman a reforzar el compromiso con los derechos humanos de las poblaciones afrodescendientes y redoblar esfuerzos en el combate al racismo y la discriminación
Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL; Harold Robinson, Director Regional del UNFPA para América Latina y el Caribe, y Gerardo Zavaleta, Viceministro de Poblaciones Vulnerables del Perú, inauguraron hoy un diálogo virtual sobre los efectos del COVID-19 en las poblaciones afrodescendientes.
El pasado 21 de setiembre de2020, expertos de la región llamaron a reforzar el compromiso con los derechos humanos de las poblaciones afrodescendientes y redoblar los esfuerzos en el combate al racismo y la discriminación, durante un diálogo virtual organizado en el marco de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe.
El evento Los efectos del COVID-19, fue una oportunidad para reafirmar la realización de los derechos humanos de las poblaciones afrodescendientes en el desarrollo sostenible, fue inaugurado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL);
El evento Los efectos del COVID-19, fue una oportunidad para reafirmar la realización de los derechos humanos de las poblaciones afrodescendientes en el desarrollo sostenible, fue inaugurado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL);
Harold Robinson, Director Regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para América Latina y el Caribe, y Gerardo Zavaleta, Viceministro de Poblaciones Vulnerables del Perú, en representación de la Presidencia de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo. En el panel de discusión participó Epsy Campbell, Vicepresidenta de Costa Rica, junto a autoridades de gobierno, representantes de la academia y de la sociedad civil.
Durante su intervención, Alicia Bárcena subrayó la urgencia de poner los derechos humanos de las personas afrodescendientes en el centro de las políticas públicas de los países de la región. Instó también a que la crisis derivada de la pandemia se aproveche como una oportunidad para un cambio de paradigma, para sentar definitivamente las bases necesarias para implementar en la región un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo y libre de racismo y discriminación.
Precisó que en la actualidad unos 134 millones de personas afrodescendientes viven en la región de América Latina, lo que representa el 21% de la población regional.
“Las personas afrodescendientes continúan rezagadas en la mayoría de los indicadores socioeconómicos y siguen siendo, junto con los pueblos indígenas, el segmento más persistente de la población de la región que vive en la pobreza, fruto de una historia de subyugación endémica y estructural, marginación, discriminación y racismo”, afirmó.
La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL recordó que la presencia afrodescendiente en nuestro continente se remonta a más de cinco siglos, y que las tremendas secuelas de la esclavitud, que enriquecieron a las élites coloniales, no fueron subsanadas por su abolición ni por los estados-nación, sino por el contrario, se consolidaron, ubicando a las personas afrodescendientes en una posición de subordinación y de desventajas políticas, económicas y sociales.
Advirtió que si bien en los países de América Latina no se implementaron políticas de segregación racial como en los Estados Unidos, “la ideología del mestizaje impuesta en la primera mitad del siglo pasado condujo a invisibilizar la existencia afrodescendiente en varios países de la región, desconociendo el aporte de la cultura negra al desarrollo de nuestras naciones y negándoles el orgullo de su herencia en nuestras sociedades, ocultando y perpetuando así las desigualdades raciales y el racismo secular, que hoy, frente a la pandemia, literalmente mata”.
Destacó que las y los afrodescendientes han resistido y luchado permanentemente, logrando posicionar sus demandas históricas en las agendas internacionales, regionales y nacionales, principalmente en el presente siglo, y subrayó los progresos en el establecimiento de leyes y en la implementación de políticas tendientes a reparar la deuda histórica en los países de la región.
Finalmente, Alicia Bárcena llamó a redoblar esfuerzos para la implementación del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, instrumento regional que resume los compromisos cuyo cumplimiento contribuye de manera crucial a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para no dejar a nadie atrás.
Harold Robinson, por su parte, advirtió que en la región hay un vacío importante en materia de datos desagregados por etnia y raza en la mayoría de los países, que dificulta conocer con amplitud los impactos que la pandemia tiene sobre la población afrodescendiente.
“Por ejemplo, en Brasil, el más reciente boletín epidemiológico indica que el 38,2% de contagios por COVID-19 corresponden a la población afrobrasileña mientras que para la población blanca este porcentaje es del 33,4%”, precisó.
Resaltó además la importancia de lograr una coordinación genuina entre los Estados, el Sistema de Naciones Unidas y la Sociedad Civil, en el marco del primer quinquenio del Decenio Internacional de las y los Afrodescendientes, a fin de realizar un balance de las acciones que hasta el momento han sido impulsadas, y reorientar las estrategias para acelerar la agenda de derechos de las personas afrodescendientes y la lucha contra el racismo y la discriminación racial.
“En el marco de nuestra Estrategia regional de no dejar a nadie atrás, como UNFPA nos comprometemos a poner nuestro mejor esfuerzo, recursos humanos y financieros, trabajando con todos ustedes, para acelerar este progreso”, afirmó.
El Viceministro de Poblaciones Vulnerables del Perú, Gerardo Zavaleta, en tanto, subrayó que es indispensable que los gobiernos de la región pongan su empeño para garantizar que la población afrodescendiente tenga acceso en condiciones de igualdad a una vivienda adecuada, a servicios básicos como agua, electricidad, saneamiento; a nuevas tecnologías, a la salud, educación y empleo decente.
Asimismo, afirmó que reforzar el compromiso con el Consenso de Montevideo y otros instrumentos internacionales debe ser un imperativo indubitable en la región, muy especialmente en el escenario de la crisis sanitaria.
“Además de la búsqueda de la igualdad y la inclusión social de las poblaciones afrodescendientes, nuestras acciones deben encaminarse decididamente a la lucha contra el racismo y la xenofobia”, expresó.
El encuentro realizado fue el segundo de una serie de diálogos virtuales que se realizan con el fin de analizar el escenario sociodemográfico de los países de la región en el marco de la crisis del COVID-19 y sus posibles impactos –en el corto, mediano y largo plazo– en grupos de población en situación de mayor vulnerabilidad, a la luz de las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo y de los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Durante su intervención, Alicia Bárcena subrayó la urgencia de poner los derechos humanos de las personas afrodescendientes en el centro de las políticas públicas de los países de la región. Instó también a que la crisis derivada de la pandemia se aproveche como una oportunidad para un cambio de paradigma, para sentar definitivamente las bases necesarias para implementar en la región un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo y libre de racismo y discriminación.
Precisó que en la actualidad unos 134 millones de personas afrodescendientes viven en la región de América Latina, lo que representa el 21% de la población regional.
“Las personas afrodescendientes continúan rezagadas en la mayoría de los indicadores socioeconómicos y siguen siendo, junto con los pueblos indígenas, el segmento más persistente de la población de la región que vive en la pobreza, fruto de una historia de subyugación endémica y estructural, marginación, discriminación y racismo”, afirmó.
La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL recordó que la presencia afrodescendiente en nuestro continente se remonta a más de cinco siglos, y que las tremendas secuelas de la esclavitud, que enriquecieron a las élites coloniales, no fueron subsanadas por su abolición ni por los estados-nación, sino por el contrario, se consolidaron, ubicando a las personas afrodescendientes en una posición de subordinación y de desventajas políticas, económicas y sociales.
Advirtió que si bien en los países de América Latina no se implementaron políticas de segregación racial como en los Estados Unidos, “la ideología del mestizaje impuesta en la primera mitad del siglo pasado condujo a invisibilizar la existencia afrodescendiente en varios países de la región, desconociendo el aporte de la cultura negra al desarrollo de nuestras naciones y negándoles el orgullo de su herencia en nuestras sociedades, ocultando y perpetuando así las desigualdades raciales y el racismo secular, que hoy, frente a la pandemia, literalmente mata”.
Destacó que las y los afrodescendientes han resistido y luchado permanentemente, logrando posicionar sus demandas históricas en las agendas internacionales, regionales y nacionales, principalmente en el presente siglo, y subrayó los progresos en el establecimiento de leyes y en la implementación de políticas tendientes a reparar la deuda histórica en los países de la región.
Finalmente, Alicia Bárcena llamó a redoblar esfuerzos para la implementación del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, instrumento regional que resume los compromisos cuyo cumplimiento contribuye de manera crucial a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para no dejar a nadie atrás.
Harold Robinson, por su parte, advirtió que en la región hay un vacío importante en materia de datos desagregados por etnia y raza en la mayoría de los países, que dificulta conocer con amplitud los impactos que la pandemia tiene sobre la población afrodescendiente.
“Por ejemplo, en Brasil, el más reciente boletín epidemiológico indica que el 38,2% de contagios por COVID-19 corresponden a la población afrobrasileña mientras que para la población blanca este porcentaje es del 33,4%”, precisó.
Resaltó además la importancia de lograr una coordinación genuina entre los Estados, el Sistema de Naciones Unidas y la Sociedad Civil, en el marco del primer quinquenio del Decenio Internacional de las y los Afrodescendientes, a fin de realizar un balance de las acciones que hasta el momento han sido impulsadas, y reorientar las estrategias para acelerar la agenda de derechos de las personas afrodescendientes y la lucha contra el racismo y la discriminación racial.
“En el marco de nuestra Estrategia regional de no dejar a nadie atrás, como UNFPA nos comprometemos a poner nuestro mejor esfuerzo, recursos humanos y financieros, trabajando con todos ustedes, para acelerar este progreso”, afirmó.
El Viceministro de Poblaciones Vulnerables del Perú, Gerardo Zavaleta, en tanto, subrayó que es indispensable que los gobiernos de la región pongan su empeño para garantizar que la población afrodescendiente tenga acceso en condiciones de igualdad a una vivienda adecuada, a servicios básicos como agua, electricidad, saneamiento; a nuevas tecnologías, a la salud, educación y empleo decente.
Asimismo, afirmó que reforzar el compromiso con el Consenso de Montevideo y otros instrumentos internacionales debe ser un imperativo indubitable en la región, muy especialmente en el escenario de la crisis sanitaria.
“Además de la búsqueda de la igualdad y la inclusión social de las poblaciones afrodescendientes, nuestras acciones deben encaminarse decididamente a la lucha contra el racismo y la xenofobia”, expresó.
El encuentro realizado fue el segundo de una serie de diálogos virtuales que se realizan con el fin de analizar el escenario sociodemográfico de los países de la región en el marco de la crisis del COVID-19 y sus posibles impactos –en el corto, mediano y largo plazo– en grupos de población en situación de mayor vulnerabilidad, a la luz de las medidas prioritarias del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo y de los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Fuente: ACSUN, Onu.
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