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jueves, 26 de septiembre de 2024

Foro Internacional “Racismo, género y salud mental” . Organizado por la Secretaria de Salud de Mèxico.






Estrés crónico, ansiedad y depresión son algunas afectaciones al padecer este tipo de discriminación


Abordar el racismo y su impacto en la salud mental requiere un enfoque integral que incluya concientización, políticas antidiscriminatorias y apoyo comunitario, coincidieron expertas y expertos durante el Foro Internacional “Racismo, género y salud mental”, organizado por la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama - Mèxico).

Ayer , 25 de setiembre de 2024, en la inauguración del foro, el titular de Conasama, Juan Manuel Quijada Gaytán, dijo que este espacio se organizó para abordar uno de los desafíos más profundos que enfrenta la sociedad, como es el racismo y la discriminación, ya que tienen gran impacto en el bienestar integral de la población.

“Es nuestra responsabilidad como sociedad enfrentar estas desigualdades y trabajar por un país más justo y equitativo. Este foro nos brinda la oportunidad de reflexionar, aprender y construir juntos soluciones."

Dentro de las consecuencias a la salud mental, señaló que el racismo puede provocar estrés crónico, ansiedad, depresión y afectaciones al autoestima y confianza de las personas.

El representante en México de la OPS/OMS, José Gerardo Moya Medina, dijo que la nueva Agenda para la Salud Mental de las Américas de la OPS subraya la importancia de colaborar con pueblos indígenas, afrodescendientes y otros grupos étnicos para comprender y abordar el racismo y la discriminación racial.

Dicha agenda propone la elaboración de planes de acción específicos para combatir el racismo, el fortalecimiento de leyes y políticas antirracistas, y la implementación de intervenciones. Este enfoque busca integrar perspectivas diversas y combatir inequidades estructurales en la salud mental 

La directora general en Conasama, Evalinda Barrón Velázquez, dijo que las políticas antidrogas fallidas se basaron en prejuicios racistas, en nociones estigmatizantes sobre quienes consumían sustancias. Además, señaló que estas políticas se usaron para criminalizar a personas de bajos ingresos y comunidades históricamente marginadas.

Reconoció que desde 2019 se vivió un cambio de paradigma en este tipo de políticas. “Ahora trabajamos por la salud mental; ahora los planes de justicia son el nuevo instrumento para dar atención a pueblos indígenas y afrodescendientes”.

Señaló que las personas racializadas experimentan múltiples barreras al buscar apoyo de salud mental, como un menor acceso a los servicios o poca disponibilidad de proveedores de servicios en la materia con pertinencia cultural.

Resaltó que la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones (ENPA) incluyó una línea de trabajo para atajar el racismo, la cual tiene como objetivo impactar en aquellas condiciones que, por el racismo, pueden aumentar el riesgo a vivir una condición de salud mental o consumir sustancias psicoactivas.

Dentro de las acciones de la ENPA en esta materia destacan intervenciones psicosociales en San Marcos, Guerrero; Aguililla, Michoacán y en Guachochi, Chihuahua. Así como una mesa de coordinación en el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, con la población muxe.

Hizo un llamado a mantener el trabajo conjunto para derribar las barreras de exclusión social bajo la consigna “no hay salud sin salud mental, y no hay salud mental sin justicia social, dejando de lado el racismo”.

La profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro de Brasil, Rachel Gouveia Passos, apuntó la importancia de construir estrategias teóricas y también acciones en territorio, prácticas de resistencia y afirmación de la salud mental de la población afrodescendiente, de la comunidad de la diversidad y de las mujeres.

Señaló que, cuando hablamos de salud mental, tenemos que dar cuenta también de cómo están estructuradas las sociedades, porque las barreras sociales, económicas, de género y barreras raciales limitan el acceso a los servicios.

Resaltó la importancia de construir servicios de salud mental lejos de una mirada racista, ya que históricamente se les ha vinculado con actos de discriminación, violencia e internamiento forzado.

Por último, la subdirectora de Vinculación Social del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Joanna Lisset Rosales González, destacó que este foro nutre conocimientos, elimina prejuicios y cambia narrativas de discriminación.

Señaló que el racismo y el sexismo pueden afectar la salud mental; además, limitan la obtención de ayuda y obstaculizan o anulan el reconocimiento o ejercicio de los derechos.

Resaltó la importancia de ampliar el conocimiento de las consecuencias de la discriminación y considerar sus efectos negativos en la reproducción y la profundización de la desigualdad social.





Fuente: ACSUN, secretariadesalud

martes, 10 de agosto de 2021

El conversatorio "Derechos y Cultura de las Comunidades Afrodescendientes y sus cruces con el Género"


El conversatorio "Derechos y Cultura de las Comunidades Afrodescendientes y sus cruces con el Género" tiene el objetivo de brindar un acercamiento a las problemáticas de la comunidad Afro, cuya población representa a una de cada cuatro personas en Latinoamérica y aún hoy sigue siendo invisibilizada. La charla propone una aproximación a la historia de la invisibilización de las personas afro, a fin de concientizar sobre el respeto, la inclusión y la lucha contra la discriminación y el racismo. Además, en el marco de la reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, se abordará la problemática de género de las mujeres afroargentinas.






Fuente: ACSUN, Ministeriodecultura.

lunes, 13 de julio de 2020

Ser afrodescendiente durante el COVID-19: exposición y desigualdades



Nota: El presente articulo es de autorio de Judith Morrison
Asesora Principal de la División de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La evidencia inicial de que el COVID-19 está llegando a las comunidades afrodescendientes en América Latina está creciendo. Las estadísticas en Brasil muestran que los afrobrasileños tienen más probabilidades de tener síntomas respiratorios graves que son letales (más del 20%), mientras que la costa del Pacífico Colombiano con alta población afrocolombiana e indígena registró los primeros casos de coronavirus hace semanas, y todas las provincias de Panamá ya han registrado casos.

Los afrodescendientes son a menudo trabajadores esenciales de primera línea que brindan servicios necesarios como de limpieza, transporte, mensajería, almacenamiento y servicios de cuidado. 

En Uruguay, por ejemplo, los afrodescendientes representan el 8% de la población total y una de cada 4 mujeres afro-uruguayas es una trabajadora doméstica. 

Según los datos sobre inmigrantes, el 50% de los afro-panameñas viviendo en Estados Unidos, son enfermeras, asimismo, la enfermería es una de las profesiones más populares entre las mujeres afrodescendientes.

¿Qué pasa cuando combinamos la presencia de esta población en los trabajos calificados como esenciales con las desigualdades históricas que pueden verse exacerbadas por la crisis?

Desde la desventaja

Los afrodescendientes tienen menos probabilidades de tener acceso a crédito (BID, 2017) y tienen menores ingresos y tasas de ahorro. Por ende, pueden tener menos posibilidades de abastecerse de alimentos y artículos para el hogar en tiempos de crisis. A su vez, los afrodescendientes tienen muchas más probabilidades de ser trabajadores del sector informal y autónomos.

Son desafiantes las condiciones que enfrentan los afrodescendientes en América Latina, sin embargo, no son nuevas y existen muchas políticas que los gobiernos pueden tomar para reforzar la resiliencia histórica de estas comunidades en la región.

Priorizar la recolección de estadísticas desagregadas por raza y etnicidad en el momento de la atención médica y en el reporte de índices de mortalidad*. Se debe asegurar que las estadísticas se recopilen, de forma confidencial, para garantizar una atención de calidad sin discriminación.

Aumentar la evaluación preventiva, focalizada en la población afrodescendiente de alto riesgo, específicamente en áreas con concentración de personas mayores y donde hay un alto índice de personas que realizan trabajos esenciales.

Extender estaciones de limpieza de manos en zonas periféricas donde no hay suficiente acceso a agua para lavarse las manos y para trabajadores en trabajos esenciales.

Trabajar en alianza con organizaciones comunitarias, sociedad civil, instituciones religiosas, movimientos sociales y gobiernos locales para asegurar que los mensajes lleguen a las comunidades afrodescendientes.

Diseminar la labor fundamental pero invisibilizada de ciudadanos afrodescendientes que realizan trabajos esenciales para el funcionamiento social. Especialmente en tiempos de pandemia, como mantenimiento, limpieza, servicios de cuidados, transporte de productos y servicios médicos auxiliares. Esto podría reducir la discriminación racial que sufren y difundir un mensaje de respeto y agradecimiento.

Ampliar la cobertura de transferencias directas para proteger los ingresos de afrodescendientes que trabajan en el sector informal y no cuentan con seguro de desempleo.

Asegurar el acceso a internet y tecnología para afrodescendientes de modo de aumentar las posibilidades de educación a distancia, telemedicina, y trabajo remoto.

Ofrecer líneas de crédito y criterios de selección para priorizar afrodescendientes y vendedores locales (en procesos de licitación pública de bienes y servicios).
Generar espacios virtuales en alianza con el sector privado de venta, entrenamiento, mentoría y apoyo a negocios, dirigida a emprendedores afrodescendientes para identificar nuevos mercados y sustentar negocios.

Todavía no podemos precisar el alcance del daño del COVID-19 en las comunidades afrodescendientes, sin embargo, sabemos que está revelando desigualdades históricas que pueden y deben resolverse de manera equitativa para todos los ciudadanos de América Latina.



* Datos de Brasil muestran disparidades raciales con relación al COVID-19, sin embargo, también sabemos que el 32% de los pacientes no informan su identidad racial o étnica (Correio 24 Horas, 2019).






Fuente: ACSUN, Pnud