jueves, 24 de febrero de 2011

Cayo el "Negro Montiel":Otras de las formas de estigmatizar a las minorias

Herramienta antigua pero muy eficaz al momento de estigmatizar a una minoria. En muchos paises de Amèrica Latina y el Caribe, si utilizamos cualquier motor de busqueda y relacionamos las palabras negro, delincuente, policiales,policial, etc; obtendriamos el siguiente resultado:


Nota: Recorte de diario digital de Montevideo. Clickea sobre la imagen para visualizarla mejor.


Todos los dìas los medios escritos en internet,periodicos, televisiòn y radio en sus secciones policiales cargan las tintas con la baja de la imputabilidad de los niños y adolescentes, pero dos por tres es muy frecuente resaltar el origen etnico de las personas procesadas o delincuentes buscados.


Nota: foto del prontuario de Jhon William Montiel.

Jhon William Montiel es conocido por su apodo "El Negro", siempre destacado y en miles de notas periodisticas resaltado. En las misma cuando mencionan a unos de sus complices en los actos delictivos se nombre el apodo de este una sola vez "El dobe" y las siguientes menciones se hace referencia siempre al nombre.


No queremos aburrir a nuestros lectores pero nos gustarìa fundamentar nuestra afirmaciòn introduciendo un autor que trabajo el tema del estigma de Erving Goffman (1963).

El estigma es uno de los medios que tiene la sociedad para categorizar a las personas, anticiparse a la conducta ajena, muñirse de expectativas sobre la vida de los otros. Pero no se trata solamente de saber de antemano cómo va actuar el otro, sino, al mismo tiempo, de imputarles una identidad particular, de presionar sobre sus modos de actuar, sentir y pensar.

El medio social establece las categorías de personas que en él se pueden encontrar. Estos medios nos permiten tratar con “otros” previstos sin necesidad de dedicarles mayor atención.

Por consiguiente, es probable que al encontrarnos frente a un extraño las primeras apariencias nos permitan prever en qué categoría se halla y cuáles son sus atributos personales (honestidad)

y estructurales (ocupación), es decir, en qué consiste su identidad social. De manera que

“apoyándonos en estas anticipaciones, las transformamos en expectativas normativas, en

demandas rigurosamente presentadas.” (Goffman; 1963: 14)

“Mientras el extraño está presente ante nosotros puede demostrar ser dueño de un atributo

que lo vuelve diferente de los demás y lo convierte en alguien menos apetecible –en casos

extremos, en una persona casi malvada, peligrosa o débil-. De ese modo, dejamos de verlo

como una persona total y corriente para reducirlo a un ser inficionado y menospreciado. Un

atributo de esa especie es un estigma, en especial cuando él produce en los demás, a modo de efecto, un descrédito amplio.” (Goffman; 1963: 14)

Los estigmas se atribuyen a partir de la información social que se dispone. En realidad la información social nos está diciendo sobre los prejuicios sociales que forman parte del sentido

común en determinados sectores de la sociedad. La información social es información acerca de un individuo y está referida a sus características visibles (perceptibles) más o menos

permanentes:

“La información, al igual que el signo que la trasmite, es reflexiva y corporizada. Trasmitida por la misma persona a la cual se refiere, y ello ocurre a través de la expresión corporal, en presencia de aquellos que reciben la expresión.” (Goffman; 1963: 63)

Esa información es, entonces, trasmitida por símbolos de status que, en este caso funcionan como símbolos de estigma, en la medida que son utilizados contra la voluntad del informante, porque se imponen por la fuerza. Se trata de:

“signos especialmente efectivos para llamar la atención sobre una degradante incongruencia de la identidad, y capaces de quebrar lo que de otro modo sería una agenda totalmente coherente disminuyendo nuestra valorización del individuo.” (Goffman; 1963: 63)

Además de información social podemos contar con información personal, esto es, con información procedente de la documentación que periódicamente corroboran las agencias estatales. Esa información documentada presiona también sobre las identidades sociales, perfilando determinadas trayectorias institucionales para sus destinatarios. De allí que uno de las tareas pendientes de las personas estigmatizadas consista en disputar su sentido, es decir, controlar el manejo de la información personal, ya sea ocultando o corrigiendo los atributos, buscando con ello desenmarcar la identidad personal de la identidad social.

El estigma, entonces, hace referencia a un atributo desacreditador de la persona que lo posee. Un atributo que diferencia e inferioriza a su portador, o mejor dicho, a la persona que se le imputo. Los atributos no son inocentes, toda vez que vuelven extraño, y por tanto ilegible, al otro en cuestión. A partir que le endosamos al otro un atributo semejante, dejaremos de verlo como una persona normal y corriente, para reducirlo a un ser menospreciable.

El estigma supone una clase especial de relación entre el atributo, el estereotipo y la imagen pública.

El estigma refuerza y cala muy ondo en el auto estima de los grupos minoritarios, no siempre coinciden estos con minorias numericas, sino que tambièn tienen conexiòn con minorias que no detentan el poder o con falta de empoderaciòn en el uso de sus ciudadanìa.

Esta misma estigmatizaciòn hace que las personas dentro y fuera de estos grupos tengan miedo, los ejemplos màs claros son el tomarse la cartera cuando se acerca el distinto protegiendola de un potencial asalto o cruzar la acera en señal de mayor seguridad.

Muchos de los estigmas que cultivamos en nuestras mentes hacen que nosotros no anulemos como personas y gobierne el miedo entre nosotros.

Nota: Para una mayor profundizaciòn del tema ver:

Goffman, Ervin. Estigma. La identidad deteriorada. (1963). Buenos Aires: Amorrortu editores, 2008.


Pàgina 153 y siguientes del link http://www.ine.gub.uy/biblioteca/Afrodescendientes.pdf


http://acsunuruguaynegro.blogspot.com/2008/12/el-pasodo-3-de-diciembre-de-2008.html


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