jueves, 21 de noviembre de 2019

Impacto de las cuotas raciales en las Universidades de Brasil


Los afrodescendientes por primera vez son mayoria en las universidades de Brasil


Por primera vez en Brasil, los estudiantes afrodescendientes representan la mayoría en las universidades públicas. El año pasado su presencia alcanzó el 50,3%. Este dato es fruto de la política de cuotas raciales, introducidas a nivel federal en 2012 con el fin de reducir una desigualdad histórica.

Ahora los resultados son alentadores, aunque todavía no reflejan la composición social. En la actualidad un 55,8% de la población es afrodescendiente.

¿Qué universidad fue la pionera?

La Universidad Estatal de Río de Janeiro fue pionera en la implementación de las cuotas. Comenzó en 2003, una década antes que el resto del país. Al principio hubo cierta resistencia e incluso casos de agresiones racistas. Pero la determinación del exrector, el profesor de psicología Ricardo Vieiralves de Castro, fue decisiva para consolidar la política de discriminación positiva. 

Los críticos temían que admitir a estudiantes afrodescendientes de la periferia acabaría bajando el nivel académico, debido a las lagunas en su formación escolar. La realidad, sin embargo, demostró todo lo contrario. Los datos indican que los afrodescendientes no solo consiguen recuperar terreno en los primeros dos años, sino que en algunos casos llegan a superar a los colegas blancos.

"¡Que (la mujer negra) supere al hombre blanco es una maravilla!"

"Las mujeres negras consiguen un desempeño mejor que los hombres blancos. Es una clara inversión de la sociedad, porque tradicionalmente la mujer negra siempre fue la base de la pirámide. ¡Que supere al hombre blanco es una maravilla!", señala Ricardo Vieiralves.

Su expectativa es que una mayor inclusión de negros en la universidad permita modificar la élite brasileña y por ende, las instituciones. Pero todavía queda mucho camino por delante, sobre todo porque este colectivo sufre un abandono escolar más severo por causa de la tradicional falta de recursos. Solo una política de incentivos puede lograr que la universidad sea cada vez más colorida e igualitaria. 

Sin embargo, en la actual coyuntura ese escenario no parece probable. El presidente Jair Bolsonaro se opone a las cuotas porque considera que refuerzan los prejuicios raciales y crean más desigualdad y ha amenazado en varias ocasiones con suprimirlas.

Los recientes recortes presupuestarios en la educación y en las becas, que causaron protestas masivas de los estudiantes a lo largo de todo el año tampoco ayudan a dibujar un panorama optimista.


¿Cuando empezó este proceso?


La Ley de Cuotas Sociales, que establece la reserva de un mínimo del 50% de las plazas en las universidades federales para estudiantes de escuelas públicas, fue sancionada el 29 de agosto de 2012 por quien era presidenta de Brasil  Dilma Rousseff

Dentro de ese porcentaje, se establecio una distribución para negros, mulatos e indígenas, proporcional a la composición de la población en cada estado del país.

Porcentajes establecidos.

La Ley de Cuotas Sociales, la cual destina por lo menos 50% de las plazas de las universidades e institutos federales para estudiantes de escuelas públicas. 

Criterios para establecer la cuota

Además, para efectivizar y unificar modelos de políticas de cupos ya aplicados en la mayoría de las universidades federales, la norma también establece criterios complementarios en torno a la renta familiar y del origen étnico-racial, por lo que del cupo mínimo de 50%, deberá haber una distribución entre negros, mulatos e indígenas proporcional a la composición de la población de cada estado, teniendo como base las estadísticas del Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística –IBGE- (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística) y también para estudiantes con ingresos familiares inferiores a un salario mínimo y medio, es decir, cerca de 450 dólares mensuales.

Rousseff, al sancionar la ley, afirmó  en ese momento que el gobierno tiene el desafío de democratizar el acceso a la universidad y mantener su calidad. “Brasil necesita hacer frente a esos dos desafíos, no apenas uno. De nada sirve mantener una universidad cerrada y mantener a la población alejada en nombre de la meritocracia. De nada sirve abrir una universidad y no preservar la meritocracia”, afirmó la Presidenta.

Dilma Rousseff estuvo acompañada por los ministros de Educación, Aloizio Mercadante, y de Igualdad Racial, Luiza Barrios, y de los parlamentarios que participaron en la redacción y aprobación del proyecto de ley en el Congreso.

“Estamos abriendo una oportunidad para que los mejores alumnos de la red pública tengan acceso a las universidades federales”, explicó el ministro de Educación, Aloizio Mercadante. Y agregó: “La política de cuotas para la educación pública será una gran motivación para estos estudiantes. Y será positivo porque tenemos el gran desafío de mejorar la escuela pública”

Por su parte, la ministra de Igualdad Racial de ese momento, Luiza Barrios, enfatizó que la ley es “un gran paso” para la acción afirmativa en las universidades y que el Estado se asegurará de que los asientos reservados para los negros llegará a un total de 56 mil en cuatro años.

Plazo de 4 años para la adecuación (2012 - 2016)

La norma establece un plazo de cuatro años para que las 59 universidades federales se adecúen a las nuevas reglas. Pero ya en un año más, deberán garantizar por lo menos un 25 por ciento de sus cupos para los alumnos provenientes de liceos públicos.

Antecedentes de esta ley en año 2002

El sistema de cuotas raciales tiene presencia en Brasil desde hace 10 años, cuando fue sancionada la primera legislación de ese tipo en el estado de Río de Janeiro (2002). Del total de universidades federales, 32 ya adoptan diferentes sistemas de cuotas sociales, raciales o de género, pero muchas de manera tímida y con efectos limitados. 





Fuente: ACSUN, Lic., Javier Díaz, France24.Ippdh.