Nota: en la imagen, nota de la Agencia AP para el Diario Clarin de Argentina.
Las Naciones Unidas se han ocupado de la discriminación racial desde sus comienzos. El 19 de noviembre de 1946, en su primer período de sesiones, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución en la que declaraba que “está entre los intereses superiores de la humanidad el poner fin inmediatamente a las persecuciones y manifestaciones de prejuicio religioso como del que se ha dado en llamar racial”, e invitó “a los gobiernos y autoridades responsables a que actúen de acuerdo tanto con el espíritu como con la letra de la Carta de las Naciones Unidas y tomen con este fin las medidas más rápidas y enérgicas”.
La discriminación racial se convirtió en uno de los temas principales del programa de las Naciones Unidas después de que los países africanos lograran la independencia y que la masacre de Sharpeville (Sudáfrica) el 21 de marzo de 1960 sensibilizara a la opinión pública mundial respecto de los peligros del apartheid y de la discriminación racial.
El día despùes de este nefasto episodio para la humanidad, en donde fallecieron niños y adolescentes que se manifestabana pacificamente la prensa internacional hizo visiible algo que se queria ocultar al mundo.
Conoce màs sobre esta fecha haciendo click en el siguiente enlace:
21 de marzo. Dia Internacional de la Eliminaciòn de la Discriminaciòn Racial. ¿Por que debemos recordar este dìa como una fecha triste para la humanidad?
Respuestas al apartheid por parte de la comunidad internacional
Tres años despuès, en 1963, la Asamblea aprobó la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, germen de la Convención Internacional de 1965.
La Asamblea declaró el Año Internacional de la Lucha contra la Discriminación Racial en 1971 y, a partir de 1973, y los tres Decenios de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial, así como el Año Internacional de la Movilización contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia en 2001.
Las Naciones Unidas también organizaron dos conferencias mundiales contra la discriminación racial, la última de las cuales fue la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban (Sudáfrica) en 2001.
En la Conferencia de Durban, ACSUN fue una de las organizaciones de Uruguay, que participo de todo el proceso de esa Tercer Conferencia Mundial. A saber intercambiar con organizaciones sociales afrodescendientes de todo el continente en encuentros internacionales, pasando por la Pre Conferencia Regional de Santiago de Chile de Diciembre de 2000.
En el Tercer Conferencia Mundial Contra el Racismo de Durban, ACSUN estuvo representada en el Encuentro de Jóvenes, la Conferencia Ciudadana, culminando con la Conferencia en donde participaron los Estados.
La Asamblea General, el Consejo Económico y Social y la Comisión de Derechos Humanos han dedicado miles de reuniones a debatir la discriminación racial y han adoptado cientos de resoluciones al respecto.
Otros organismos de las Naciones Unidas, en particular la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), han contribuido de forma significativa a esta labor común.
En la actualidad, todos los gobiernos condenan la discriminación racial y la mayoría de los Estados Miembros han derogado la legislación discriminatoria por motivos de raza.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, órgano de expertos independientes que supervisa la aplicación de la Convención Internacional, ha logrado persuadir a algunos gobiernos para que adopten medidas adicionales.
En la Conferencia de Durban se observó con grave preocupación que, pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, un sinfín de seres humanos seguían siendo víctimas de la discriminación racial. Nuevos fenómenos a nivel mundial, como el gran aumento de la migración, han tenido como consecuencia el resurgimiento de manifestaciones de racismo. La xenofobia también ha dado lugar a conflictos violentos, e incluso al genocidio.
Debemos reconocerse que el apartheid fue un caso único de racismo flagrante.
El Partido Nacional, que llegó al poder en Sudáfrica en 1948, hizo del apartheid una política de Estado y propugnó la perniciosa ideología de que personas de origen racial diferente no podían convivir en igualdad y armonía. Los gobiernos sucesivos reforzaron el legado de la opresión racista contra la población que no fuera blanca (los indígenas africanos, las personas de origen asiático y los mestizos), que constituía más del 80% de la población. La liberación nacional, en lugar de los derechos humanos, se convirtió en el objetivo de la lucha contra la tiranía racista.
El apartheid era una afrenta para los países de África y Asia que estaban independizándose del régimen colonial. Esos países, que pidieron que las Naciones Unidas consideraran que la grave situación de Sudáfrica constituía una amenaza contra la paz internacional y adoptaran medidas eficaces, incluidas sanciones, para liberar al pueblo sudafricano, recibieron el apoyo de mayorías cada vez más importantes en las Naciones Unidas.
La liberación de Sudáfrica de la tiranía racista y la reconciliación nacional subsiguiente fueron fruto de la lucha del pueblo sudafricano y de las iniciativas internacionales promovidas por las Naciones Unidas durante casi medio siglo. Aunque el régimen racista minoritario fue reemplazado por un Gobierno democrático sin distinciones raciales y las principales leyes racistas se derogaron en el proceso, quedó al nuevo Gobierno la tarea de eliminar los vestigios del apartheid y sus secuelas. En la actualidad, ningún Gobierno propugna el racismo y el problema no radica en la promulgación de leyes racistas. Las víctimas de la opresión y la discriminación racial suelen ser las minorías o los que no son nacionales. La discriminación racial en países concretos se considera una cuestión de derechos humanos en lugar de una amenaza para la paz.
Aunque se hayan aprobado por unanimidad declaraciones y resoluciones de las Naciones Unidas, algunos gobiernos no han dado muestras de la voluntad política necesaria para luchar contra prejuicios ancestrales, desigualdades tradicionales o consuetudinarias, o incluso la violencia contra comunidades oprimidas. Políticos y partidos políticos incitan a la hostilidad racial, mientras autoridades públicas y funcionarios locales hacen caso omiso de la legislación nacional sobre igualdad racial. Las comunidades oprimidas siguen teniendo escasa representación en las fuerzas policiales, la judicatura, las asambleas legislativas y otros órganos decisorios. Los gobiernos son reacios a denunciar la discriminación racial en otros países, a no ser que sus propios ciudadanos sean víctimas de ella. De ahí que la opresión racista en países concretos aparezca raramente en el programa de órganos principales de las Naciones Unidas.
Campaña internacional contra el apartheid.
En el decenio de 1960 hubo un punto muerto en las sanciones contra Sudáfrica debido a la oposición de sus socios comerciales y las Naciones Unidas pusieron en marcha una campaña internacional contra el apartheid para alentar a gobiernos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y particulares comprometidos a que aplicaran una amplia gama de medidas para aislar al régimen sudafricano y a sus partidarios y apoyar al movimiento de liberación.
Escritores, artistas, músicos y deportistas, entre otros, se movilizaron en apoyo del movimiento de liberación, cuyos representantes recibieron la condición de observadores en las Naciones Unidas y participaron en la adopción de decisiones. En última instancia, la campaña contribuyó a persuadir a los principales socios comerciales para que impusieran un embargo de armas y adoptan otras medidas. Tal vez se pueda emular de alguna manera la experiencia de esa campaña en la lucha contra la discriminación racial.
Si las limitaciones de las Naciones Unidas como organización de gobiernos resultara ser un obstáculo, tal vez podrían tomar la iniciativa gobiernos que reconozcan los graves peligros de la discriminación racial y los males que conlleva. Con su apoyo, las ONG podrían poner en marcha una campaña eficaz, establecer estructuras para supervisar constantemente la evolución de la situación en relación con la discriminación y la violencia raciales y desenmascarar a quienes se beneficien del racismo o inciten a él. Una campaña mundial puede ayudar a las Naciones Unidas a encontrar la manera de examinar la situación en países concretos y adoptar medidas más eficaces que los meros llamamientos.
Si la OIT y el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas pueden investigar denuncias de violación de los derechos sindicales, no hay motivo para que no se pueda investigar sin denuncia formal de los Estados Miembros la privación de los derechos de comunidades sometidas a discriminación racial.
La Comisión de Derechos Humanos, en respuesta a propuestas de países africanos y otros países, ha tomado la iniciativa de preparar estudios sobre la discriminación de las personas de origen africano, cuestión que preocupa a varios países. Tal vez sea oportuno que los países de África y el Caribe y otros países pidan procedimientos eficaces de acción, como en el caso del apartheid. Cabe recordar que el establecimiento del Comité Especial contra el Apartheid, con el mandato de promover iniciativas internacionales y presentar informes, con recomendaciones, a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad, dio lugar a la adopción de iniciativas significativas. La experiencia del Grupo Especial de Expertos creado por la Comisión para investigar e informar sobre violaciones de los derechos humanos en el África meridional también puede servir de ejemplo al estudiar medidas a adoptar respecto de la difícil situación de los romaníes y los inmigrantes.
Durante la lucha contra el apartheid, el Comité Especial consideró que era esencial promover el establecimiento de fondos y organismos al margen de las Naciones Unidas, con la asistencia de gobiernos y ONG comprometidos, para complementar y apoyar las actividades de las Naciones Unidas, puesto que podían realizar tareas que no estaban al alcance de los órganos de las Naciones Unidas. Esa experiencia también puede servir para el presente, como ilustran los ejemplos siguientes: el Fondo Internacional de Ayuda y Defensa para África Meridional, que prestó asistencia letrada a presos políticos y mantuvo a las familias de éstos que lo necesitaban, recurriendo a vías secretas cuando el Gobierno de Sudáfrica lo ilegalizó; la Campaña Mundial contra la Colaboración Militar y Nuclear con Sudáfrica, cuyo apoyo fue crucial para aplicar el embargo de armas contra ese país, puesto que el Comité del Consejo de Seguridad no recibía información de los gobiernos sobre las violaciones del embargo; y la Oficina de Investigaciones sobre el Transporte Marítimo, que contribuyó en gran medida a vigilar la aplicación de las recomendaciones de las Naciones Unidas sobre el embargo de petróleo. La Asociación de Parlamentarios de Europa Occidental en favor de la adopción de medidas contra el apartheid y el Subcomité de las organizaciones no gubernamentales sobre la descolonización, el apartheid y la discriminación racial también hicieron aportaciones importantes.
La eliminación de la discriminación racial, arraigada durante siglos y reforzada por algunos acontecimientos recientes, no es tarea fácil. Requiere perseverancia y determinación, basándose en los logros del pasado y preparando nuevas estrategias en función de las necesidades. Esta labor debe hacerse con rapidez. El ejemplo de la lucha contra el apartheid sigue sirviendo de inspiración para ello.
Fuente: ACSUN, onu.
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