miércoles, 24 de abril de 2024

Tercer Sesión del Foro Permanente para personas afrodescendientes. Palabras del Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos


Fiel a nuestra tradición, te contamos de primer mano que esta pasando en los principales foros y reuniones donde se intercambia y discute sobre la realidad de las distintas comunidades afrodescendientes de aquí y de allà.


Palabras del Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en la clausura de la Tercer Sesión del Foro Permanente para personas afrodescendientes.


Señora Presidenta,

Miembros del Foro Permanente,
Colegas y amigos,

Estoy encantado de poder estar aquí hoy con ustedes esta tarde. Esta mañana volví de una misión importante a la República Democrática del Congo, la cual es la razón por la que no pude unirme a todos ustedes antes. Consideré que era fundamental dirigir la atención internacional al inmenso sufrimiento que padece la población en el este del país, quienes llevan sufriendo ciclos de conflicto, desplazamiento y desesperación.

Aprovecho esta oportunidad para felicitarle a usted, Embajadora Dra. June Soomer, por su designación como nueva Presidenta del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes, y también para agradecerle a usted Señora Epsy Campbell Barr por el liderazgo ejercido en la Presidencia anterior.

Es maravilloso poder ver una participación tan diversa y verbal por parte de afrodescendientes procedentes de todos los lugares del mundo.

Es preciso recalcar la importancia de este Foro Permanente de tan amplio consenso, el cual ustedes han convocado, con el fin de reunir a activistas de ascendencia africana junto con Estados para diseñar un plan de acción general destinado a eliminar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia relacionada.

Para todos ustedes quienes aportan sus experiencias vividas y su conocimiento en estos debates: sus contribuciones a la lucha contra el racismo resuenan en todo el planeta. Estas exponen la magnitud de las dificultades a las que se enfrentan los afrodescendientes: de manera especial las mujeres, los jóvenes, las personas LGBTQ+ y los migrantes.

Al revelar sus iniciativas e ideas para hallar vías que puedan eliminar el racismo sistémico, además de sus confluencias perjudiciales con otras formas de discriminación, este Foro está posibilitando también nuevas rutas hacia la consecución de cambios profundos.

Les doy las gracias a todos ustedes por su determinación y su visión.

Pueden contar con mi Oficina en esta lucha por la justicia.

Como Coordinador del Decenio Internacional para los Afrodescendientes, quiero añadir mi voz a su llamamiento a los Estados para que proclamen un segundo decenio, para que de ese modo podamos seguir progresando basándonos en los avances logrados hasta la fecha, y podamos hacer frente a los numerosos desafíos pendientes.

Me uno a sus demandas para adoptar medidas, ahora.

Siglos de esclavitud, trata y opresión colonial de las personas afrodescendientes han dado forma y han alimentado el racismo sistémico y la discriminación racial que padecemos en la actualidad.

De este terrible legado también se derivan otras formas de opresión.

Durante los últimos días, viajando por la República Democrática del Congo, me ha quedado claro que la explotación sin principios de los extraordinarios recursos naturales que tiene el país es el origen de muchos de los conflictos que soporta. Diversas iniciativas económicas basadas en la explotación hacen que la población local quede empobrecida, en lugar de beneficiarla, y estos abusos provienen en parte de un largo historial de violaciones atroces de derechos humanos.

El Gobierno, empresas, potencias regionales e internacionales tienen la obligación de propiciar cambios reales en muchos aspectos, por lo que todos nosotros tenemos que poner en cuestión nuestras propias responsabilidades. El teléfono móvil que guardo en el bolsillo, y el que guardan ustedes, integra muy probablemente componentes que provienen de los recursos que atesora la República Democrática del Congo, por lo que no podemos continuar siendo consumidores a costa de los derechos humanos del pueblo congolés.

Ante esta situación, celebro los debates que han venido celebrándose aquí acerca de la dramática situación que vive Haití. Deseo de todo corazón que nos encontremos en un punto de inflexión en este país, el cual encabezó valientemente la lucha contra la esclavitud y el colonialismo.

Cuando hablamos de las raíces del movimiento en pro de los derechos humanos, siempre escuchamos mencionar la revolución francesa y la americana. Apenas se conoce la revolución haitiana, que supuso una revolución por los derechos humanos, y que aconteció hace más de doscientos años. Es muy importante que recordemos este evento.

Es por ello que debemos intentar buscar que se haga justicia. Debemos propiciar el cambio. Y queda mucho trabajo por hacer.

El abordar el legado de la esclavitud y la explotación colonial es clave en nuestra Agenda hacia un cambio transformador en pro de la justicia e igualdad racial, en el llamamiento que hace a los Estados para que garantice la justicia de reparación.

Esa justicia debe guiarse por las perspectivas que aporten los afrodescendientes, de manera especial por las mujeres. Debe consistir en un enfoque integral, que abarque la búsqueda de la verdad, el reconocimiento y las disculpas; la conmemoración; la compensación; además de reformas institucionales y educativas.

Hay ya muchas iniciativas en marcha, a nivel local, nacional, regional e internacional.

Estas incluyen los esfuerzos para que los afrodescendientes busquen recibir reparaciones por medio de litigios, como ocurre por ejemplo en los Estados Unidos, frente a corporaciones y autoridades gubernamentales locales.

De hecho, cada vez son más frecuentes los llamamientos a buscar vías judiciales, incluyendo a nivel internacional, un aspecto que se ha debatido también en este foro.

Como muchos de ustedes ya conocerán, la Unión Africana acordó explorar diversas opciones legales y judiciales para obtener reparaciones en la Conferencia sobre Reparaciones de Accra del año pasado.

Este creciente impulso en búsqueda de la justicia de reparación, así como las vías disponibles para encontrarla, ocuparon un lugar prominente en mi mente a la vez que leía el libro de Philippe Sands sobre la campaña legal que llevaron a cabo los afrodescendientes de las Islas Chagos, una población que fue deportada en su totalidad entre 1967 y 1973.

Esa campaña dio como resultado una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia. La corte determinó que el Reino Unido debe poner fin a su administración de las Islas Chagos, con el fin de completar el proceso de descolonización, en consonancia con el derecho de los pueblos a la auto-determinación. Espero que podamos ver pronto una resolución relativa al prolongado exilio que vienen padeciendo los chagosianos y las chagosianas.

El derecho internacional, en concreto las normas internacionales de derechos humanos, tiene la facultad de combatir los daños corrosivos que inflige el racismo.

La discriminación racial supone una violación grave de la normativa internacional de derechos humanos; de hecho, supone un rechazo de sus valores más básicos, de nuestra humanidad compartida y del principio de igualdad de todas las personas.

Todas estas violaciones exigen de una plena rendición de cuentas, así como de cambios concretos.

Mi Oficina y yo mismo, como Alto Comisionado, tenemos el compromiso de apoyar a los afrodescendientes, así como a todas las personas que luchan contra el racismo.

Estamos igualmente comprometidos a trabajar de manera constructiva con los Estados para garantizar que cumplen con sus obligaciones y compromisos en materia de derechos humanos, incluyendo los que integra la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, así como la Declaración y el Programa de Acción de Durban.

Hemos trabajado sin descanso para prestar nuestro apoyo a los Estados y otros para que puedan cumplir con los objetivos que marca el Decenio Internacional para los Afrodescendientes y que este engloba bajo sus temas de reconocimiento, justicia y desarrollo.

Nuestra Agenda hacia un cambio transformador, así como la serie de instrumentos que hemos elaborado, proporcionan asesoramiento a los gobiernos sobre cómo hacer frente a las culturas de la negación, cómo acabar con el racismo sistémico en todas las esferas de la vida, y cómo facilitar una justicia de reparación.

Hace mucho tiempo que venimos necesitando un cambio transformador. Es necesario que los Gobiernos apliquen medidas integrales para lograr avances reales en muchos campos, incluyendo los que se han venido debatiendo en profundidad en este período de sesiones.

Los y las afrodescendientes deben ser incluidos de manera significativa. Debemos poder ver un desarrollo sostenible y equitativo que traiga consigo una justicia económica.

Los debates acerca de la reforma y la revitalización de la gobernanza mundial que se celebrarán en la próxima Cumbre del Futuro, la cual tendrá lugar en Nueva York en septiembre, deben contar con las recomendaciones que se deriven de este Foro Permanente.

Estas incluyen la necesidad urgente de reformar la arquitectura financiera internacional para que esta sea beneficiosa para todas las personas, incluso en el aspecto fundamental del alivio de la deuda, y para asegurar que la acción climática responde a las repercusiones dramáticas que sufren las comunidades de afrodescendientes.

En cuanto a las reparaciones, debemos, de una vez por todas, embarcarnos en una nueva era. Los gobiernos deben dar un paso adelante para mostrar un liderazgo auténtico, que incorpore compromisos verdaderos para trasladar las palabras a acciones concretas que consigan enmendar de forma adecuada los errores del pasado.

Señora Presidenta,

Elogio al Foro Permanente por su resuelta determinación para abordar cuestiones cruciales en materia de derechos humanos.

Y espero con interés sus conclusiones y recomendaciones.

El resultado de todos estos debates que ustedes entablen durante este período de sesiones, al igual que en previos períodos, será clave en la elaboración de la Declaración de las Naciones Unidas sobre la promoción, protección, y pleno respeto de los derechos humanos de los y las afrodescendientes.

Un paso decisivo para consolidar una respuesta más eficaz al racismo sistémico y la discriminación racial.

Insto a todos los Estados y otros interesados a que se involucren a fondo con este proceso.

Y espero continuar nuestra colaboración con todos ustedes merced a la labor de la lucha contra el racismo que lleva a cabo mi Oficina, en la consecución de nuestro objetivo común: un mundo que asegure la libertad, la dignidad y la justicia para todos por igual.

Gracias.





Fuente: ACSUN

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