jueves, 5 de mayo de 2011

El amor a la vida le gana dos veces a la guerra y la pobreza


Foto: Jonah y Edy. Fuente: El Paìs.

Adolescente ganhes llega a Uruguay en condiciones infrahumanas al puerto de Montevideo.

Nosotros dejamos pasar un dìa para postear esta noticias, la palabra polizon es muy fuerte cuando se desconocen el transfondo de las historias de vida de millones de persona que viven al otro lado del Atlantico.

El trauma economico y social ocasionado por el colonialismo y el pos colonialismo obliga a que millones de personas del continente africano decida esconderse en barcos que muchas veces desconocen su ùltimo puerto de llegada para escapar al horror de las hambrunas y las guerras.

Aqui posteamos la peripecia del adolescente ghanes de 14 años. Jonah Asamoah viajo durante 15 dìas escondido en la sala de maquinas de un barco. Los ùnicos alimentos que tenia eran tres panes del tamaño de sus manos y un cuarto litro de agua. Proviene de un pequeño pueblo llamado Tmgé.

Extractamos alguna frases del reportaje que realizò el diaria "El Paìs" (Montevideo)

"De donde vengo, mi gente está sufriendo porque no tiene comida, no hay trabajo, y si trabajas te pagan con muy poco dinero como para sobrevivir. Hay muchos problemas allá. No hay forma de vivir",





Nota: Mapa polìtico de Ghana.



Al partir de Ghana, lo ùnico que sabia era que el barco pesquero llegarìa a un paìs de Amèrica, no se imaginaba que este serìa Uruguay.

Desde los 10 años perdió contacto con su familia (compuesta por sus padres y dos hermanos mayores) y se fue a vivir a los alrededores de un pequeño puerto pesquero cercano a su ciudad, con la esperanza de conseguir empleo.

¿Para estos adolescentes de paìses en vìas de desarrollo se cumple la Convenciòn de Derechos del Niño de 1989?

Preguntas que nos rondan y obtenemos respuestas a leer sus palabras

"En casa no había dinero, no había comida para todos. Entonces no tuve alternativa y debí ir a buscar trabajo y alimento por mi cuenta"

Fue a partir de allí que perdió vínculo con su familia.

"No había trabajo para mí en el puerto. Iba de noche y miraba lo que podía tomar para comer. Trataba de ver dónde había comida, un poco de arroz, restos de pescado"


Estrategìas de sobrevivencia de un adolescentes desde Accra hasta Montevideo.


Nota: observese el viaje de Jonah desde el puerto de Accra en Ghana, señalado por el punto (b), hasta el punto (a) Montevideo, capital de Uruguay. Para una mejor visualizaciòn clickea sobre el mapa.


EL VIAJE. Luego de soportar la condición de mendicidad por mucho tiempo, y con conciencia, a pesar de su edad, de que su realidad no iba a cambiar, tomó la decisión de buscar mejor destino, aunque eso pudiera costarle la vida. Fue así que viajó hasta el puerto de Accra, para empezar un "viaje eterno", cuyo sacrificio tenía como recompensa un cambio de vida.

"Quería arreglar mi problema de estar en ese pueblo y vivir con hambre; quería un lugar donde pudiera trabajar y tener otras posibilidades",

"Por la televisión conocí lo que América podía darme, sabía que allí la vida era muy buena, que había trabajo y que podían cuidarme",

Con lo puesto, más una botella de agua, tres panes y la Biblia, Asamoah contó a El País que esperó a que se hiciera de madrugada en el puerto de Accra para colarse en un barco pesquero, precisamente en la bodega del mismo, que le habían asegurado iba a América. Lo único que no sabía era a qué país exacto se dirigía.

"Nunca supe de qué nacionalidad era el barco. Sabía que estaba haciendo una escala en Accra y de ahí iba a América. Nunca escuché hablar a los tripulantes. Estaba en la bodega del barco, debajo del motor. Lo único que sentía todo el tiempo era el ruido del motor",

Encontro un lugar en el cuarto de maquina para esconderse, describe Jonah que era un espacio pequeño en donde no podìa ni caminar. Aseguró que el viaje duró 15 días, y que por momentos pensó que su vida corría peligro. Pero enseguida se ponía a rezar.

No había muchas tácticas para racionar la comida. Cuenta que durante el día cortaba un pequeño trozo de pan, lo comía y no volvía a tocar la bolsa hasta el otro día. Dos o a lo sumo tres tragos de agua eran suficientes. Aun tiene olor a gasoil del cuarto de maquinas y las manos manchadas por aceite.

"Lo único que podía hacer en donde estaba escondido era sentarme para comer y acostarme para dormir. De esa forma estuve los 15 días. No había espacio para caminar ni tampoco quería hacerlo. No sabía cuánto iba a durar el viaje. Lo único que pensaba era que si los marineros me veían podían matarme. Por eso no salí de la bodega durante los 15 días",

El mejor momento fue cuando se detuvo el ruido del motor

"Me sentí muy bien. Y lo primero que hice fue orar a Dios por haber podido llegar a América. Siempre recé para poder llegar a estas tierras y poder salir de donde estaba. No tenía dinero para tomar un avión, y sabía que lo que hacía era riesgoso, y recé mucho a Dios", dice con los ojos brillosos y poniéndose la mano en el pecho.

BANDERA CELESTE. Cuando salió del barco vio izada la bandera uruguaya y recién ahí fue cuando supo adónde había llegado. "Reconocí que estaba en Uruguay y que era la bandera de este país porque recordé la Copa del Mundo, y el partido de Uruguay y Ghana. Y ahí me di cuenta que eran los mismos colores", cuenta Asamoah.

Se sintió contento de saber que había recalado en Uruguay, a pesar de reconocer que después del partido mundialista no había podido dormir.


"No pude dormir después de ese partido. Cuando terminó el juego mucha gente quedó triste, era un silencio absoluto en mi país, muchos lloraban, otros no podían dormir. El fútbol es lo más importante que tenemos", dice el ghanés. Asamoah pasó 10 noches durmiendo en las calles de Montevideo, e iba a las iglesias a pedir comida. "Gracias a Dios, no tuve problemas en la calle. Se acercaban algunas personas y me daban algo de comida también", recuerda.

No le temas a los indigentas, la pobreza no es un delito.

Guiado por una persona en situaciòn de calle en busca de un plato de comida se condujo a la puerta del Comando del Ejercito en ese lugar no le iban a negar alimentos.

Lo auxiliaron con el plato de comida en el ejercito, por otra parte lo contactaron con el Ministerio de Relaciones Exteriores y Migraciones.



El Amor y las ganas de vivir 2 - el hambre 0

El Ejército lo recibió, le dio un plato de comida, abrigo y asistencia médica, al tiempo que informó a las autoridades competentes para que tomaran cartas en el asunto. La sorpresa fue cuando Edy Yaque (49), soldado del Ejército desde hace 18 años, (y con dos misiones en el Congo), pidió, al verlo, la tenencia del menor.

"Justo estaba de guardia cuando llegó Jonah al Comando. Me enteré de su historia y quise hacerme cargo de él. Me asesoré con una ONG de derechos humanos, fui al juzgado de familia y allí, al ver que soy una persona de bien, me dieron la tenencia provisoria", contó la nueva mamá de Jonah a El País. La soldado explicó que en las misiones de paz vio una realidad muy cruel: "Los chiquilines pidiendo comida todo el tiempo. Eso te pega, y más cuando tenés hijos", afirmó. Incluso, estuvo en averiguaciones para adoptar a un niño congolés mientras se encontraba en misión, pero no pudo por los trámites económicos.

Edy , al verlo en su situaciòn solicito hacerse cargo del adolescente, teniendo la tenencia provisoria

Jonah le decia al periodista del El Paìs:

"Sabía algo del ejército uruguayo porque lo vi en televisión. Son ejércitos que cuidan de África, que están allí por la paz y no quieren guerra, sino que ayudan a la gente, por eso pedí a esta persona que me llevara hasta ahí",

Por su lado Edy, manifestaba:

"Dios ahora me trajo esta criatura hasta mí. Estoy muy agradecida", agrega. Yaque, que vive en una casa de Punta de Rieles, tiene cuatro hijos (una de ellas también adoptada), y asegura que todos están locos de contentos con el nuevo integrante en la familia.

"Ahora quiero que estudie, ya que mis hijos salieron todos trabajadores, terminaron el liceo pero ninguno tiene un título de carrera", se entusiasma la soldado.

Jonah también dice estar dispuesto a estudiar para ganarse un futuro en Uruguay.

En Ghana hizo cuatro años de Primaria y debió abandonar el estudio, cuenta. Consultado sobre qué le gustaría ser cuando sea grande, levanta la mirada y, como todo niño, se permite un tiempo para soñar. "Jugador de fútbol o militar. Eso quiero ser", remata, afirmando incluso sin rencores que no tendría inconveniente en vestir una camiseta de la selección uruguaya.

Jonah no describe su pueblo Tgmè

como única referencia geográfica que ofrece- "a unas cuatro horas de auto" de la capital ghanesa, Accra. La falta de comida y trabajo son dos aspectos que repite casi constantemente, cuando recuerda las condiciones de vida en las que estaba.

Nota: extracto de la nota publicada en el Paìs con agregados de ACSUN.>
Fuente: EL Paìs, ACSUN, Lic. Javier Dìaz.

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