lunes, 21 de junio de 2021

Dichos del Presidente de Argentina que no refleja bien la composición etnica de su nación.

              


De acuerdo con el último censo, de 2010, eran 150.000 los argentinos que reconocían raíces afro, pero ese número creció en los últimos años; tienen un día de los “afroargentinos” y una cátedra en la Facultad de Derecho de la UBA.

¿Trato de arreglarla?

“Tenemos descendientes que se convirtieron en afroamericanos”. La frase que el presidente Alberto Fernández pronunció ayer (20 de junio de 2021), en el acto oficial por el Día de la Bandera, descolocó a un auditorio en el que, además de autoridades políticas, había alumnos de cuarto grado de la escuela primaria. La confusa sentencia presidencial le sumó a Fernández un nuevo episodio en la línea que inauguró con su frase sobre el origen de mexicanos, brasileños y argentinos. Pero también puso de relieve a una comunidad que tiene un día especial para conmemorar su influencia en la Argentina, una cátedra en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y miles de personas que reconocen raíces afro en un territorio que, en 1810, tuvo un 33% de su población de ese origen.


Cada 8 de noviembre se celebra el Día de los Afroargentinos y de la Cultura Afro, en homenaje a María Remedios del Valle, capitana del ejército del general Manuel Belgrano en la gesta patriótica.

El origen de una nación


El origen africano de parte de la población argentina fue relevado por distintas instituciones. Según datos del Instituto Multidisciplinario de Biología Molecular, en los orígenes genéticos de la población argentina hay tribus bantúes de Mozambique, Angola y del estado precolonial de Loango. El último censo nacional realizado, en el año 2010, dejó como conclusión que 150 mil argentinos se reconocían como afrodescendientes. Sin embargo, para diferentes organizaciones comunitarias, el número es mucho mayor.

La presencia africana en la Argentina cobró nuevos impulsos en los últimos años, con la llegada de inmigrantes que en muchos casos solicitan la calidad de refugiados, pues huyen de conflictos armados en sus países. Adquieren una creciente importancia en el flujo de inmigrantes de los últimos años los llegados desde Senegal, Camerún, Sierra Leona y Ghana, entre otros países.

A la Argentina no le son agenas las resoluciones de la Asamblea General de la ONU.

A nivel internacional, el mundo transita el Decenio Internacional Afrodescendiente. Es un período que rige desde 2015 y hasta 2024, establecido por una decisión de Naciones Unidas en 2014.

A principios de 2019, el Grupo de Trabajo de Expertos de Naciones Unidas sobre los Afrodescendientes visitó la Argentina para evaluar cómo vive esa comunidad en Argentina. Su titular, Michal Balcerzak, afirmó en esa oportunidad que “es un grupo vulnerable que merece medidas especiales” para poder ejercer “sus derechos económicos, sociales y culturales”.

El Decenio Internacional Afrodescendiente instaura políticas públicas para promover y proteger los derechos de las comunidades afrodescendientes. En la Argentina, la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, a cargo de Horacio Pietragalla, es el organismo designado como unidad de coordinación de las acciones a desarrollar.

Ademas de ejercer la Presidencia de Argentina, Fernandez es docente en la UBA.

Profesor de Teoría del Delito y Sistemas de la Pena en la Facultad de Derecho de la UBA, Fernández comparte facultad con una cátedra denominada “Derechos de las Comunidades Negras en Argentina desde una Perspectiva Afro”. Es una materia bimestral, dictada por dos abogados afrodescendientes, que se cursa entre marzo y abril o entre agosto y septiembre. El curso es nuevo, comenzó la inscripción en febrero de este año y pertenece al Departamento de Filosofía de la Facultad de Derecho de la UBA.


Alberto Fernández no fue el primero en invisibilizar a los afrodescendientes e indigenas.


En enero 2018, había sido el propio Macri quien dijo en el Foro de Davos: “Creo que la asociación entre el Mercosur y la Unión Europea es natural, en América del Sur todos somos descendientes de europeos”.


En el marco de la visita a la Argentina del presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, Fernández dijo: "Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de Europa, y así construimos nuestra sociedad”


El recorrido mediático de la frase de Alberto Fernández aceleró un tuit aclaratorio: “Se afirmó más de una vez que ‘los argentinos descendemos de los barcos’. En la primera mitad del siglo XX recibimos a más de 5 millones de inmigrantes que convivieron con nuestros pueblos originarios. Es un orgullo nuestra diversidad. A nadie quise ofender, de todas formas, quien se haya sentido ofendido o invisibilizado, desde ya mis disculpas”.

Mientras la oposición se cubre con ponchos de llama y plumas de guacamayos, y saliva demandas de disculpas a mexicanos y a brasileños por la ofensa, en otros ámbitos hay académicos que estudian eso de “los argentinos venimos de los barcos”.

De hecho hace una semana, en The Guardian el periodista Uki Goñi publicó el artículo “Es hora de desafiar la autoimagen europea blanca de Argentina”. Y para resumir la percepción de quienes creen que Argentina es un “territorio transplantado de la Europa blanca” escribió una frase similar a la de Alberto Fernández: “Los mexicanos descienden de los incas, los peruanos de los incas, los argentinos de los barcos”.

En el artículo, Goñi señala la inclusión en 2021, en la UBA de la materia (optativa) “Derechos de las comunidades negras en Argentina desde una perspectiva afro”, como una arista de ese revisionismo de barcos e inmigrantes. También menciona a Erika Denise Edwards, una profesora de Historia Colonial de América Latina de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos).

Erika Edwards es negra y en su primer viaje de estudios a la Argentina la frase “los argentinos descienden de los barcos” marcó una bisagra en su carrera. El resultado fueron tres libros: “Historia de dos ciudades: Buenos Aires, Córdoba y la desaparición de la población negra en Argentina”; “Pardo es el nuevo negro: los orígenes urbanos del mito de la desaparición de los negros en Argentina”; y en 2020, “Escondidas a plena luz del día: las mujeres negras, la ley y la construcción de una República Argentina blanca.”

“No sabía nada de Argentina y estaba emocionada de descubrir el país. No tardé en darme cuenta de que esa experiencia cambiaría mi vida,” escribió Erika Edwards. “Negra en un país muy blanco (…). Al principio me sentí incómoda, luego me di cuenta que mi negritud no era igual en Argentina que en Estados Unidos. Mi negrura significaba algo más. ¡Era exótica, casi excepcional, y sorprendentemente no era negra! Era morocha. Me había transformado en una versión más ligera de mí misma. Me fui acostumbrando a que me llamaran morocha, y no pude evitar preguntarme qué era ser ‘morocha’. Con el tiempo, llegó la respuesta: era cualquiera que no fuera blanco. (…). Otros países tenían mestizos , o mulatos, pero Argentina había agrupado a los descendientes de africanos e indios y a las personas con tonos de piel bronceada, a menudo descendientes de inmigrantes de países mediterráneos, en una sola categoría: morochos. Proclamaron que en Argentina no había negros; ¡sí, muchos morochos!”.

¿Existe un blanqueamiento a través de los discursivo?

En la búsqueda de respuestas al concepto “Argentina es una nación blanca”, aquello de “los argentinos descienden de los barcos” también cobró sentido. Según escribe Edwards, “la reciente aparición de muchos estudios sobre los negros en Argentina ha sido un esfuerzo que celebran de varios académicos y activistas para quienes es obsoleto categorizar a Argentina como un país de descendencia europea, y de que siempre ha sido una nación blanca.”


En uno de los libros, menciona a Alberdi y Sarmiento como dos actores de ese proceso latinoamericano de “blanqueamiento”. Dos de los motorizadores que, en base a “teorías pseudocientíficas, pretendían demostrar la superioridad biológica de los blancos (europeos) sobre los no blancos. También Edwards incluye un artículo que en 1905 publicó la revista Caras y Caretas donde Juan José Soiza Reilly escribe: “La raza (negra) está perdiendo en la mezcla su color primitivo. Se vuelve gris. Se disuelve. Se aclara. Un árbol africano está produciendo flores blancas.” En los tres libros, Erika Edwards intenta con su investigación abordar el “blanqueo étnico” de la Argentina y el ocultamientos de sus raíces africanas. Y en ese interesante recorrido queda expuesto, otra vez, que si bien Argentina es un país con una importante inmigración europea, los “argentinos no sólo venimos de los barcos”.


Fuente: ACSUN, Lanacion, Perfil.

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