No es una deportista que hemos descubierto por sus logros en el tenis femenino a nivel mundial, es una afrocentrada y conciente de la discriminación que deben afrontar a diario los afrodescendientes en Estados Unidos
Participó de las protestas por el asesinato de George Floyd.
Am I next? ¿Yo soy la próxima?, preguntaba una temperamental tenista juvenil llamada Coco Gauff en mayo de 2020 después del asesinato de George Floyd y de una situación permanente de discriminación violenta que se vive en buena parte de EE.UU. “Esta es la razón por la que uso mi voz para luchar contra el racismo”, publicó. Coco tenía 16 años en ese momento.
El 9 de septiembre Coco –ya con 19- venció a la enorme jugadora bielorrusa Aryna Sabalenko, con un tenis elegante, enérgico y de alta estrategia en la final del US Open. El estadio de Nueva York la ovacionó y la amó. En la ceremonia de premiación, Gauff iba de la risa al llanto pasando por momentos de cara seria y gesto duro. Le dio gracias a Dios (”Soy tan afortunada en esta vida”) y a sus padres (”Creyeron en mí desde el principio”). De pronto la adolescente dejó de llorar, se alisa el pelo y cambió a modo guerrera: “He hecho todo lo que he podido para llevar esto con gracia– dijo–. Sinceramente, a los que creían que echaban agua a mi fuego, sepan que en realidad le echaron nafta, y ahora sí que estoy ardiendo con fuerza”. La heroína en llamas manda mensajes, nada le es indiferente, menos el activismo anónimo de los odiadores racistas y los que solo quieren herirla.
Cuando ocurrió el crimen de Floyd, la adolescente Gauff se volvió una líder entre sus pares y en su barrio. Una madrugada de esas que pasaban en vela y en actos de protesta, dio su primer discurso dirigido a sus vecinos de Delray Beach, Florida, donde reside. Decía: “No puedo votar, pero ustedes pueden votar por mi futuro y el de mi hermano. Estoy triste que tenga que protestar como lo hacía mi abuela hace 50 años”. Gauff ha contado que habló entonces con amigos blancos interesados en ayudar al movimiento. “Si tienes amigos negros, no puedes decir que esto no te importa. Tiene que ser también tu lucha. No se trata únicamente de George Floyd. Se trata también de Trayvon Martin, de Eric Garner, de Breonna Taylor”. Gauff, emocionada, citó a Martin Luther King. “Debes hacerte oír. No importa lo grande o pequeño que sea tu altavoz. Debes usarlo. El Doctor King decía: ‘El silencio de la gente buena es peor que la brutalidad de la gente mala’. Por lo tanto, no debes guardar silencio. Si eliges el silencio, eliges el bando del opresor”, concluyó combativa.
Mientras ascendía en el ránking del tenis, también crecía su perfil. “Mi madre siempre me recuerda que soy humana, que el tenis es lo que hago pero no es lo que soy”, explicaba. Y también decía: “Estoy luchando por el futuro de mis futuros hijos y de mis futuros nietos. Debemos cambiar ahora”.
Spike Lee, el basquetbolista Kevin Durant y las actrices Diane Keaton y Nicole Kidman alentaron desde sus asientos a Gauff. En estos días se viralizó un video en el que se la ve bailando con 8 años en las gradas del estadio Arthur Ashe, donde venció a Sabalenka, tras lo cual recibió un llamado del presidente Joe Biden y un mensaje de Barack Obama.
“No podemos estar más orgullosos de ti dentro y fuera del campo, y sabemos que lo mejor está por venir”, escribió Obama, que con su esposa Michelle fueron a ver el partido que Gauff le ganó a la alemana Laura Siegemund en la primera ronda del torneo.
Pero su brillantez como jugadora y también como líder no llegó sin recorrer un camino marcado por la presión y la angustia. En un posteo dejado en Behind the Racquet (Detrás de la raqueta), un sitio creado por el tenista estadounidense Noah Rubin, Gauff, de 16 años, habló de su lucha contra el éxito precoz, las grandes expectativas y sus sentimientos hacia el deporte.
“En 2017-2018, estaba luchando para averiguar si esto era realmente lo que quería”, posteó Gauff. “Me encontré no disfrutando de lo que amaba. Me di cuenta de que tenía que empezar a jugar para mí y no para los demás. Durante un año estuve muy deprimida. Fue el año más duro para mí hasta ahora”. En ese momento la jugadora tenía 13 o 14 años, era una promesa tenística y el uso de la palabra “deprimida” provocó alarmas. Inmediatamente se la relacionó con otra promesa del tenis que fue Jennifer Capriati, aquella gran jugadora que sufría depresión, surgida de una fama muy temprana.
Coco Gauff realiza un saque durante la semifinal femenina disputada ante la italiana, Martina Trevisan en el torneo de Roland Garros, en 2022.
El padre de Coco dijo que la fama no era el problema y que la depresión no era la caracterización adecuada de los problemas de su hija. “Eso es lo que me alarmó, y sabía que esa iba a ser la palabra que se iba a utilizar”, dijo Corey Gauff, exbasquetbolista, uno de los entrenadores de Coco. “Nunca estuvo clínicamente deprimida, nunca se le diagnosticó depresión, nunca vio a nadie por depresión”.
Su madre, Candi Gauff, una profesora de primaria que fue atleta universitaria de atletismo, recuerda ante el New York Times que Coco dijo poco en aquel momento, pero que pronto dio un gran cambio a su actitud en la pista. Gauff salió de su depresión y perfeccionó su juego antes de debutar en Wimbledon.
Hay más elementos que armaron y componen esa cabeza compleja. En su discurso como ganadora dio muestras de sus creencias y su acercamiento al ”evangelio de la prosperidad”. Se trata de un movimiento cristiano estadounidense que enseña que Dios bendice a los dignos con recompensas económicas. En la versión deportiva de esta vertiente religiosa, donde solo los mejores en el terreno atlético parecen recibir el favor divino, dar las gracias a quienes te odian es una necesidad, casi un mandato. Tal como lo hizo Gauff al referirse a sus odiadores.
Coco es activa en las redes y allí recibe y lee no solo elogios, también críticas feroces, agravios y todo tipo de calumnias. Ella contraataca a esa corriente negativa y no es la única. “Tu grandeza produce odiadores”, explicó a sus fieles el predicador en zapatillas Deitrick Haddon. “No puedes tener una sin la otra”, subrayó. A ellos se refería Coco cuando decía que quienes querían apagarla con agua, en realidad, le estaban echando nafta. Ese ardor se volvió una llama infinita.
La poeta Amanda Gorman recita el poema "La colina que ascendemos" en la asunción de Joe Biden, el 20 de enero de 2021. Foto: Patrick Semansky /AP
Y esa letra, ese pensamiento también -casualmente- se lee en Amanda Gorman. Ella es la joven que recitó el poema "La colina que ascendemos" en la asunción de Biden. Allí dijo: “No cambiarán nuestro rumbo/ ni nos detendrán con intimidaciones,/ pues sabemos que nuestra pasividad y nuestra inercia/ serían la herencia de la generación venidera/ y nuestros errores, su lastre”. Y “¡Nos alzaremos desde las doradas colinas del Oeste!/ ¡Nos alzaremos desde el Noreste azotado por el viento, allí donde, por vez primera nuestros antepasados hicieron la revolución!”. Y concluyó: “Cuando despunta el día, abandonamos la sombra,/ flamígeros, sin miedo. El nuevo amanecer, libre al fin, florece,/ pues siempre hay luz, si tenemos valor para ver la luz, si tenemos arrojo para ser luz”. Un fuego recorre Estados Unidos.
Fuente: ACSUN, clarin
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